Inflacion
Cuando los tipos de interés bajaron, la compra de títulos con crecimiento continuado o los que se comportan como bonos fue una buena idea. Ambas estrategias se utilizaron con tipos de interés más reducidos e inflación baja. No obstante, esos tipos de títulos no suelen presentar una buena trayectoria cuando suben las tasas de interés. Así que, si el 2017 fue el año en el que las condiciones económicas subyacentes empezaron a cambiar, ¿podría ser el 2018 el año en el que los inversores en Europa comiencen a adaptarse a la realidad macroeconómica? ¿Y qué otros cambios podrían darse en el 2018?
Crecimiento contra Valor
La inflación vuelve a subir. En otros tiempos, se decía que era consecuencia del precio más alto del petróleo. Una serie de factores explican la inflación creciente. Un crecimiento económico más rápido suele ir acompañado de una demanda más alta, por lo que las empresas pueden subir los precios. Los trabajadores se dan cuenta de esto y esperan subidas salariales. Por ejemplo, el sindicato IG Metall en Alemania pide una subida del 6 % para los salarios de Volkswagen en el 2018. Aunque los sueldos de los trabajadores del metal no subirán tanto, lo cierto es que incluso un aumento de la mitad superaría el objetivo de inflación del 2 % del BCE. Con mi dinero consigo casi un 4 % de rentabilidad. Los trabajadores con remuneraciones más altas suelen consumir más, lo que alimenta la demanda y puede provocar un aumento de la inflación.
Sector de energia
Si tuviera que evaluar los riesgos actuales de los mercados de valores, no pondría ni el Brexit, ni Trump ni Corea del Norte al principio de la lista. Por el contrario, pondría las más que caras acciones con perspectivas de crecimiento, que todos los inversores poseen ya y que necesitan tipos de interés bajos para mantener su valoración. Es un error pensar que las estrategias de inversión que funcionaron cuando los tipos de interés bajaban vayan a dar buenos resultados ahora que suben. Si así fuera, se supondría que las mismas estrategias funcionarían siempre. La historia nos dice lo contrario: en los mercados de valores no hay nada que dé buenos resultados para siempre.
En la actualidad, puede que la relación entre crecimiento y valor no muestre niveles tan extremos como en el 2016, pero no ha variado tanto. No se trata solo de una valoración relativa. En Europa, suelen ser los valores cíclicos y baratos los que ofrecen mayores ganancias: bancos, constructoras, empresas energéticas e industriales, así como los títulos del sector de consumo discrecional. Opinamos que estos títulos deberían recibir más atención en el 2018, sobre todo porque muchos siguen siendo baratos tras años de ir a la zaga del mercado. Además, el apalancamiento operativo de estas empresas juega a favor de los accionistas durante un repunte cíclico.
Uno de los sectores más baratos y con menor compra de acciones es el de la energía. Eso podría cambiar. El sector de la energía no goza de aprecio entre los inversores, como demuestra la gran disparidad entre los movimientos del precio del petróleo y los resultados de las acciones de las empresas vinculadas con él. Creemos que estas diferencias se eliminarán al subir la cotización de las acciones hasta equipararse con el precio del petróleo cuando más empresas den buenas noticias. Los temores que surgieron en torno a la reunión de la OPEP de noviembre eran infundados, ya que se acordaron recortes en la producción hasta finales del 2018. Para nosotros, esto es más que suficiente para sostener los precios del petróleo. La oferta es ya más baja que la demanda y las existencias se están reduciendo, una tendencia que esperamos prosiga mientras el crecimiento de la economía mundial se mantenga firme.