A la hora de tomar decisiones de inversión, el rendimiento financiero sigue prevalenciendo frente a los factores de ESG, pero las empresas europeas de PE tienen el firme compromiso de abordar el problema global del cambio climático. El 98% de los encuestados prevé que su relevancia aumente significativamente en los próximos años fundamentalmente impulsado por la introducción de nuevas regulaciones por parte de gobiernos e instituciones públicas.
Los grandes fondos (con activos bajo gestión de más de 10.000 M€), muestran los niveles más altos de compromiso, con el 40% de los mismos declarándose “muy comprometidos” y el 50% como “moderadamente comprometidos” con las políticas de reducción de impacto del cambio climático.
Los fondos de mayor tamaño cuentan con mayores recursos financieros y operativos, así como un mayor nivel de especialización en sus equipos, que les permite definir e implantar una estrategia de impacto climático de forma más eficiente tal y como les exigen sus LPs (Limited Partners) con cada vez mayor frecuencia.
Adicionalmente, existe un segmento de PE de menor tamaño y reciente creación cuyas estrategias de inversión están focalizadas fundamentalmente hacia políticas de impacto medioambiental desde su origen, erigiéndose como pioneros en este ámbito.
El estudio elaborado por Simon-Kucher revela además que una amplia mayoría de las empresas de capital riesgo prestan gran atención a las políticas de reducción de impacto medioambiental a lo largo de todo el ciclo de inversión. En concreto, más del 70% de los fondos encuestados analizan oportunidades para reducir la huella de carbono de sus inversiones desde la fase inicial de due dilligence.
Adicionalmente, la mayoría de los fondos de PE creen que reducir la huella de carbono tiene un impacto positivo no sólo en su capacidad de levantar fondos (78%), sino también en la rentabilidad de las participadas (66%) y sobre todo en una mejor valoración en para el exit (92%).
En general, el sentimiento en el sector es que la lucha contra el cambio climático y la generación de sólidos rendimientos financieros no son objetivos mutuamente excluyentes si no generadores de sinergias ya que, como afirma Ignacio Gómez, Partner y Managing Director de Simon-Kucher España, “La inversión de impacto climático ha dejado de ser una cuestión de conciencia o marketing para convertirse en un motor tangible del retorno económico en los fondos de PE ”.
En el estudio destaca también una serie de retos a los que se enfrentan los Private Equities europeos en función de su tamaño y enfoque estratégico. Gómez resume las recomendaciones más importantes para abordar dichos retos según la tipología de fondos analizados: “Todos los fondos de PE tienen que definir objetivos de impacto climático cuantificables. En el caso de las grandes empresas deben crear una estrategia clara e individual alineada con los objetivos globales de inversión; en el caso de las empresas más pequeñas necesitan empezar poco a poco, asociándose con proveedores para adquirir la experiencia necesaria y utilizar los recursos adecuados para ello apoyándose en una mayor flexibilidad y capacidad de innovación”