Formulando nuestras 'verdades absolutas'
Nada más lejos de la realidad lo anteriormente citado de que nuestra verdad es “la única verdad”, ya que la “verdad absoluta” no existe conceptualmente porque existen muchos matices, o muchos grises como actualmente gusta mucho denominarlo. Creer que nuestras experiencias previas, nuestro conocimiento y nuestro entorno cultural y social no influye en cómo interpretamos los estímulos que nos rodean es, además de un error, un pensamiento demasiado reduccionista.
El ser humano necesita encontrar certidumbre entre todo el caos que le rodea, necesita explicaciones del porqué de los sucesos que acontecen y sus posibles repercusiones, aunque sepa que muchas veces no hay una “única” respuesta o que las interacciones entre las variables y el propio contexto lo cambian todo.
Además, a esto se une que somos seres prioritariamente sociales y continuamente estamos buscando la interacción con otras personas, con especial prevalencia con individuos o grupos con los que nos sintamos uno más entre ellos (afinidad).
Debido a este marcado carácter de influencia social, buscamos de manera proactiva a aquellos grupos de personas que piensan igual que nosotros. Nos reconforta mentalmente.
Es por ello que uno de los sesgos cognitivos para explicar las fallas lógicas del ser humano más relevantes aplicables al mundo de la inversión es el sesgo del grupo cerrado.
¿Cómo impacta el sesgo del grupo cerrado en los inversores?
El sesgo del grupo cerrado impacta, como su propio nombre indica, cuando el inversor se integra en los preceptos o ideas de un grupo de manera integral sin debatir o cuestionar el más mínimo detalle del pensamiento global de los miembros que los componen.
Se produce una ausencia manifiesta de pensamiento crítico para ver que lo que el grupo expone puede ser algo interesante, pero que ni mucho menos se acerca a la “explicación del todo” en un mundo tan complejo como son los mercados financieros. No se plantea, porque el grupo no lo hace, que existen distintas formas de entender la información a la que accedemos, tanto en macroeconomía, renta variable, renta fija, etc.
Se produce un efecto de “cámara de eco”, por el cual se están escuchando los mismos mantras y comentarios entre todos los miembros del grupo. Salir de esto es complicado, porque ser discrepante te puede llevar a estar sólo y a ser excluido. Solamente los muy avanzados en este mundo saben lo difícil que es tener un pensamiento “contrarían” y lo solo que se puede llegar a estar.
Obviamente, las Redes Sociales han tenido un efecto multiplicador a la hora de dar relevancia a este sesgo, ya que podemos encontrar a mucha gente que piense como nosotros “creemos”, aunque todos estemos equivocados. Es más reconfortante equivocarnos en grupo que tener razón estando solos. Somos animales sociales, no podemos obviarlo.
Cómo solucionar el sesgo del grupo cerrado
Al igual que sucede con otros sesgos cognitivos, es importante abrir la mente e implementar el pensamiento crítico y racional.
Debemos obligarnos a escuchar y a atender de manera proactiva y honesta otros puntos de vista distintos a los que inicialmente tenemos. Debemos entender más el proceso lógico que lleva a que alguien piense como piense, más que la idea concreta que tenga sobre los mercados financieros.
Seguir en redes sociales a personas de distintos enfoques y diversas metodologías debe convertirse casi en una obligación. Hay que hacer el esfuerzo de salir de la cueva de los grupos altamente cerrados y que repiten de manera consistente lo mismo.
Y soluciones de este sesgo para inversores…
Para el perfil de inversor, que estamos tratando en este artículo, podemos añadir varios consejos más, como pueden ser:
- continuar formándote en educación financiera. Con una formación continua los inversores no solo fortalecen su comprensión de los mercados y estrategias de inversión, sino que también cultivan una mentalidad abierta hacia nuevas ideas y enfoques. La formación continua actúa como un contrapeso fundamental al riesgo de conformidad excesiva al desafiar constantemente las percepciones establecidas y al facilitar la integración de diversas perspectivas en la toma de decisiones. Los inversores que reconocen la importancia de aprender de manera continua están mejor preparados para adaptarse a un entorno financiero dinámico, reduciendo así la probabilidad de caer en los sesgos del grupo cerrado.
- crear un entorno propicio para la creación y expresión libre de ideas diferentes, donde los inversores se sientan cómodos compartiendo opiniones sin temor al juicio.
- incorporar diversidad en nuestro grupo de inversores, en nuestra comunidad de inversión. Lo ideal sería incluir personas con distintos antecedentes, experiencias y enfoques, para enriquecer la toma de decisiones con una gama más amplia de conocimientos y perspectivas.
- por último, implementar procesos de toma de decisiones que valoren la crítica constructiva y la evaluación objetiva. Establecer protocolos que animen a cuestionar las decisiones de manera fundamentada y que fomenten un análisis objetivo contribuirá a contrarrestar la tendencia hacia el pensamiento uniforme.