Miles de años antes de que se pusieran las primeras piedras en Stonehenge o en las pirámides de Egipto, los seres humanos empezaron a reunirse en las colinas de Göbekli Tepe. Hace más de 11.000 años, los cazadores recolectores, hasta ahora considerados incapaces de construir estructuras permanentes, comenzaron a alzar estructuras monumentales en ese lugar con una intención que, por la ausencia de un lenguaje escrito, solo podemos intuir.
Este proyecto de Isabel Muñoz se centra en el primer templo de la humanidad conocido hasta la fecha. Una obra que habla de los orígenes, de dónde venimos, dónde estamos y qué vamos a dejar para las generaciones futuras, un tema que ha estado presente siempre en la vida de la fotógrafa, tanto desde el punto de vista personal como profesional. Ahora lo conoceremos a través de los ojos de Isabel Muñoz, quien asegura que ha sido un gran privilegio poder fotografiarlo, “yo no soy una fotógrafa de arqueología ni una arqueóloga, pero quería contarlo de una forma muy especial, acercarme a ellos, amarlos y transmitir ese amor y lo que nos querían contar”, indica.
Precisamente el origen de la humanidad ha sido una constante en el trabajo de la fotógrafa, “siempre me han interesado los orígenes” asegura. Lo que se podrá ver en El Corte Inglés de Preciados y Serrano son unas piezas creadas para para estos escaparates, “donde va a estar presente la tierra turca, el ADN de esas personas”, y donde la fotógrafa ha podido investigar sobre una nueva forma de contar. Todas estas imágenes están realizadas de noche, “con la misma iluminación que usaban ellos, con esas antorchas que desvelan muchas de las cosas y muchos de los enigmas que nos han querido dejar”, indica.
Isabel Muñoz explica por qué de entre toda su obra ha elegido la de los yacimientos de Göbekli y Karahan para exponerla en los escaparates de El Corte Inglés. “Soy española de una generación que ha crecido con El Corte Inglés, y cuando me propusieron este proyecto no lo dudé. Quería ir a los orígenes. Por un lado, era un privilegio poder tener acceso a este proyecto, y por otro, también ha sido un privilegio el tener acceso a esta historia tan maravillosa que son nuestros orígenes. No lo dudé dos veces”.
Isabel Muñoz resalta lo interesante de este trabajo “que te permite crear, porque dentro de este proyecto hay para mí algo muy importante y es que se apuesta por la innovación y por la creación”. La fotógrafa considera para cualquier fotógrafo o creativo es importante “salir de tu zona de confort para poder crear”.
La fotógrafa revela que se acercó al yacimiento de noche, a la luz de la luna y las estrellas, con mucho respeto y sin utilizar luces artificiales. Usando las mismas que ellos veían. “Yo creo que la fotografía habla de sentimientos, y sí que he querido estar lo más cerca para poder transmitir esos sentimientos”, indica.
En el tiempo que ha pasado en estos yacimientos ha descubierto “sus enigmas y muchas cosas más, por ejemplo, que tenían conocimiento no sólo de las estrellas, también de las constelaciones, de la utilización de la luz y de las sombras. Según como colocabas la luz en un sitio u otro, ese animal antropomorfo, tótem, llámalo como quieras, de repente te sonreía o de repente se volvía fiero”, detalla.
A Muñoz le ha resultado muy interesante descubrir también cómo se creaban las relaciones humanas. Indica que para los arqueólogos sólo estaban representados los hombres, “yo no estoy de acuerdo, porque he visto muchas representaciones de masculinidad y feminidad. Poniéndonos en su piel, te das cuenta de cuál sería para ellos el principio de todo. Realmente en muchas de las piezas, que además son las que se van a ver, se puede apreciar por un lado ese principio de la masculinidad y también el principio de la feminidad, porque realmente en esa época lo más importante era la procreación”, reflexiona.
Una de las historias por las que la artista muestra su fascinación es la de la luna. En el yacimiento de Karahan “la luna forma parte de una especie de piscina que está horadada en la tierra y que tiene 11 columnas con forma de falo, que existió como 300, 400 años posterior al yacimiento de Göbekli, y éste es unos 9.600 años antes de la era común”.
Explica que, aunque había tratado la piedra antes en otros trabajos, en este caso es una piedra distinta, “he notado que era como una piel, y que esa piel y esa piedra, que hasta ahora pensé que no tenían vida, de alguna manera me he dado cuenta de que sí, de que las piedras hablan, que tienen vida. Juan Luis Arsuaga (paleoantropólogo) me contó hace mucho tiempo que lo primero que el ser humano había adorado era la naturaleza, las piedras, los árboles, el agua, yo creo que tiene razón. En esas piedras he descubierto muchas cosas, y una de ellas es que precisamente las piedras hablan”.
De entre todas las fotografías que ha realizado, llega el momento de elegir. “La verdad es que siempre hago muchas, muchas imágenes hasta que descubro la imagen que tiene esa magia que tú quieres transmitir. Cuando son seres humanos en movimiento lo hago para conseguir ese momento mágico que si no estás allí no lo consigues, y en este caso porque cada imagen, cada tema, me hacía descubrir una nueva forma de contar.”
En estos escaparates, “vamos a ver la magia de esos tótems, van a ser piezas del mismo tamaño de esos tótems, van a estar retroiluminadas porque por la noche las piedras brillan y esas imágenes van a estar en una caja, que es la caja del tiempo donde habrá tierra, esa tierra que va a tener el ADN de esas personas de las que vamos a hablar”.
Muñoz quería ir más allá, y de la misma forma que quería representar que este yacimiento es el origen de esa parte espiritual, también quería hablar de los orígenes de la fotografía “y la fotografía empezó imprimiéndose sobre cristal”, precisa. Motivo por el que otras obras serán grandes piezas trabajadas en metales preciosos, que irán impresas sobre el cristal. Esas piezas las ha creado porque considera “que era una caligrafía lo que nos han dejado. Para Turquía la caligrafía es un arte, y siempre utilizan esa caligrafía con oro”, detalla.
Explica que siempre está buscando más, intentando investigar y que nunca se conforma. Y en esa búsqueda, cuenta que una de las piezas que se verá en estos escaparates está envuelta de esa magia y misterio que a la fotógrafa le encanta. Se trata de un holograma, “una pieza que habla precisamente del tiempo, de lo que existe y lo que no existe y del arte. Es una imagen que ves que flota en ese espacio negro, pero que realmente no existe, es electricidad”, reflexiona.
En cuanto a si podremos descifrar lo que nos han dejado en este yacimiento, Isabel Muñoz señala que era una pregunta que se hacía todos los días, y que “pensaba en esa piedra Rosetta y en lo que nos han dejado, y yo sí que estoy segura, de alguna manera, que nos han dejado una piedra de Rosetta y que con el tiempo sabremos descifrar”.
“Estoy deseando que este descubrimiento se conozca, que las personas puedan sentir lo que yo he sentido, por eso son importantes las piezas que hay en los escaparates. Son tótems, tienen el tamaño de esos tótems, porque esta gente construía esas piezas para conectar con la parte espiritual, con la parte que no vemos y para ellos tenían esa magia. A mí me gustaría también que esas piezas tengan la misma magia, que las personas las puedan ver, y sentir lo más parecido a la magia que ellos podían sentir”, indica.
“Antes del tiempo” es una intervención artística de Isabel Muñoz en los escaparates de los centros de El Corte Inglés de Preciados y Serrano y forma parte del apoyo constante al arte que realiza la compañía.