Trump: extremismo y xenofobia

Trump supo captar con sus excentricidades xenofóbicas típicas de los reality de Hollywood, el descontento de la clase obrera, del campesino blanco poco educado y de las iglesias evangélicas contra de las pérdidas de oportunidades laborales, el rechazo a la inmigración y el miedo a la disminución de la identidad del anglosajón.

Igualmente la campaña de Trump se conectó con las olas de los fenómenos populistas y xenofóbicos en auge en Europa, impulsado por los partidos políticos de ultraderecha de corte nacionalistas y que fueron claves en el triunfo del Brexit en Gran Bretaña. Partidos que en Europa han sabido capitalizar los descontentos populares por la crisis económica, las altas tasas de desempleos, la inmigración y los rechazados a los atentados terroristas en París y Bruselas.

El triunfo de Trump es un acontecimiento político estrechamente ligado con lo que viene sucediendo en Europa. De allí que los partidos extremistas europeos celebraron su triunfo con suyo. En Francia la ultraderechista, Marine Le Pen, lo recibió con alegría porque promete mano dura contra el inmigrante y la recuperación de la soberanía como Estado fuerte. En Grecia para el partido de extrema derecha Amanecer Dorado su triunfo “es una victoria para las fuerzas que se oponen a la globalización, luchan contra la migración ilegal y a favor de la limpieza étnica de los Estados". En Colombia, el Centro Democrático, tampoco se quedó atrás y lo celebró como suyo.

Los partidos de ultraderecha europeos han sustentado sus políticas xenofóbicas en que Europa está siendo invadida por musulmanes y miran el extremismo islámico y a la inmigración como una amenaza. Partidos que encarnan un nuevo tipo de nacionalismo antiglobalización y proteccionista, cuya máximas expresiones son los rechazos a las inmigraciones. Europa en la última década ha sido el centro del resurgimiento de estos fuertes movimientos xenofóbicos contra de los inmigrantes y las minorías étnicas: homosexuales, gitanos, musulmanes, africanos y latinoamericanos.

Una epidemia de xenofobia que se expanden como una peste en las conciencias de los seguidores de los partidos políticos extremistas. En las pasadas elecciones parlamentarias de la UE fueron contundentes los avances electorales de aquellos partidos que se oponen a la inmigración y a las minorías étnicas.

Si se analizan las estadísticas electorales de la ultraderecha europea, se observa que tienen algo en común: frenar la inmigración con el endurecimiento de las leyes. En Alemania, el partido Nacional Democrático Alemán, su plataforma política se base en una lucha contra la inmigración. En Holanda, el partido de la Libertad, también rechaza la presencia de inmigrantes. En Italia, el partido de la Liga Norte, se opone a la inmigración africana, en Hungría, el partido Movimiento por una Hungría Mejor y en Francia, el partido Frente Nacional de Marine Le Penn, ha logrado sus crecimientos electorales por sus propuestas contra la inmigración.

Fenómeno que se repitió en Finlandia, donde el partido Los finlandeses, logró varios escaños en el parlamento sustentado en una política racista. En Grecia el partido político Amanecer Dorado, se convirtió en la tercera fuerza política por sus propuestas en contra de la inmigración. Igualmente acontece en Dinamarca, donde el partido Popular Danés, también ha planteado fuertes restricciones a los inmigrantes. En resumen, el mundo cabalga hacia una siniestra globalización del populismo y la xenofobia.