El pasado mes de julio, Soraya se enfrentó a Casado por el liderazgo del PP. De los 66.706 militantes que se inscribieron para votar en las primarias, sólo 21.513 se decantaron por Soraya que, aun así, fue la que consiguió más que sus principales adversarios, Cospedal, 15.090 y Casado, 19.997. Sin embargo, en la segunda vuelta, de los 3.034 compromisarios, Casado obtuvo el apoyo de un aplastante 57%. Soraya se quedó muy sorprendida, ya que ella representaba al aparato, pero no peor es que no supo, ni ha sabido hasta ahora, reconocer el porqué de su derrota. No ha comprendido, aparentemente, que los compromisarios optaron por quitarse de encima a la que había sido presidenta de la Generalitat, en funciones, desde que el Senado el 27 de octubre de 2017 aprobó la aplicación del 155.
En efecto, Soraya no hizo nada y su pasividad cómplice con el separatismo se manifestó en los ministros del Gobierno, que eran los “consellers” en funciones de la Generalitat, durante todo ese periodo. Resultaron clamorosas las declaraciones del entonces ministro Montoro, conseller de Economía en funciones, afirmando, el 16 de abril de 2018, en pleno proceso de instrucción de delitos de rebelión, sedición, prevaricación y malversación «Yo no sé con qué dinero se pagaron esas urnas de los chinos del 1 de octubre, ni la manutención de Puigdemont. Pero sé que no con dinero público». Con ello socavaba los informes que, a instancia de la Justicia, había elaborado la Guardia Civil.
Igualmente, siguiendo la línea de no aplicar el 155, el entonces conseller de Educación, en funciones, Méndez de Vigo, no hizo nada con el informe de febrero de 2018, que había sido solicitado por él mismo a la Alta Inspección de Educación. El informe alertaba al Gobierno del PP, de gravísimos problemas en los contenidos educativos que se imparten en Cataluña que ignoran, deliberadamente, la Historia y la Constitución española e incluso la geografía del resto de España. ¿Y qué hicieron el resto de ministros del Gobierno de Rajoy, que actuaban como consellers, en funciones, en sus respectivas áreas de competencias? ¿Elaboraron algún informe sobre las actuaciones de la Generalitat? ¿O viendo la “firmeza” de Soraya miraron para otro lado? No estaría nada mal que algo dijera el ministro Zoido, que fue conseller de Interior en funciones durante el 155.
Casado empezó bien, durante las primarias, diciendo que durante mucho tiempo había callado sus propias opiniones. No era mucho, pero sugería discrepancias con actitudes mantenidas por el Gobierno del PP. Todo el mundo lo entendió. Rajoy había perdido el Gobierno y llevado al PP en Cataluña a su casi desaparición por su débil aplicación del 155. Esa fue la razón por la que, con la ayuda de Cospedal, obtuvo finalmente la victoria ante Soraya. Recientemente Casado ha insistido en aplicar de nuevo el 155 “de forma duradera y con una extensión que alcance la Educación, los Mossos y la televisión pública catalana” Ha ofrecido a Sánchez su mayoría absoluta en el Senado, imprescindible para aprobar una nueva aplicación del 155. También, en la Cope, ha señalado que el Estado debe preocuparse del adoctrinamiento y que el PP plantea que el Estado recupere las competencias sobre contenidos educativos y evitar que en España haya 17 minisistemas. En el mismo sentido se ha manifestado en Onda Cero proponiendo que “la Educación sea una competencia estatal como indica la Constitución y que temas tales como la selección de profesorado, los currículos educativos, la evaluación, el bilingüismo y la libertad de elección de centros sea una competencia nacional”
Todo eso es cal, buena música. Pero, lamentablemente, también ha dado paladas de arena. Ha criticado a Rivera y a Arrimadas por haber hecho el gesto de eliminar lazos amarillos en los espacios públicos. Su frase “No vamos a ir a las calles a generar crispación" ha sido muy desafortunada, máxime, cuando muchos edificios oficiales de la Generalitat ostentan lazos amarillos. Tampoco, de momento, ha apoyado la actitud de Ciudadanos de denunciar el incumplimiento de la Ley de Banderas en los Ayuntamientos de Cataluña y su intención de exigir su cumplimiento antes los tribunales. Casado aún no ha reaccionado ante esto. Todo ello son paladas de arena preocupantes pero la peor ha sido la de faltar a la verdad.
Ha dicho que el PP no pudo aplicar el 155 como hubiera querido porque “contamos con otros dos partidos que nos dijeron que no se aplicara en algunos temas” sin dejar claro a qué temas se opusieron ambos partidos. Cierto es que el PSOE y Cs desaconsejaron a Rajoy, durante el mes de septiembre de 2017, la utilización del 155 pero cierto es también que Cs el mismo 1.O propugnó su aplicación. También es conocido que la propuesta inicial de Rajoy fue enmendada por el PSOE para eliminar su extensión al control de los medios públicos, pero no queda claro si también se opuso Cs. Lo evidente, aun así, es que el Real Decreto 944 de 27 de octubre, en aplicación del 155 aprobado por el Senado, contenía una amplísima gama de competencias a ejercer por el Gobierno de Rajoy. Sobre ese tema Casado ha insistido excusando al Gobierno del PP y echando la culpa al PSOE y a Cs, y esto es, repito, faltar a la verdad. El PP nunca ha dicho, salvo que el Sr. Casado tenga informaciones que desconocemos, que PSOE o Cs se hayan opuesto a alguna acción concreta, durante el periodo de vigencia del 155. Por tanto, Sr. Casado, no reconocer que el PP ha sido el gran culpable de la casi inexistente aplicación del 155, es mucho más grave que un master o un doctorado, que al lado del 155 no son más que minucias. España necesita políticos capaces de decir, primero, la verdad, principalmente, en las grandes cosas; segundo, de asumir la responsabilidad personal o del partido en lo que proceda y tercero, saber diferenciar lo pequeño de lo importante. La cal que España necesita consiste, ante todo, en frenar al independentismo. Sr.Casado, no eche, por favor, arena en el motor de los probables necesarios aliados que España va a necesitar. ¡Visca Espanya y viva Cataluña!