Mala cosa. Cuando derrotó a Soraya en las primarias del partido parecía que el PP iba a cambiar de rumbo. Iba a sacarlo del borde del precipicio en el que lo colocó Rajoy, con su vergonzante aplicación del 155. Había vencido a la ex presidenta en funciones, de la Generalitat de Catalunya, durante el 155, y a todo su inútil quehacer, caso que será tema de estudio futuro en las Facultades de Ciencias Políticas. Casado iba a enmendar la plana a un PP claudicante en todos los grandes temas políticos de España. La guinda la había puesto Rajoy con su exceso de copas el día de la moción de censura. Vaya ejemplo de político de altura. Sin embargo, Casado al poco tiempo volvió a poner una vela a Dios y otra al diablo. No supo, o no quiere, asumir con claridad absoluta el cambio de rumbo que el PP necesita. Por eso, a Rajoy le ha dado una de cal y una de arena cuando, en realidad, Rajoy merecía que como mínimo no le volviera a citar, al menos durante la campaña. Lo ha invitado a participar, aunque de forma modesta y para seguir en el buenismo equilibrista. A estas horas Casado ya debe tener claro que, del PP, una parte se le ha ido a Vox, otra a Ciudadanos y otros están esperando para decantarse el próximo 26 de mayo.
Casado ha demostrado ser brillante en el Congreso y en los debates, por su memoria y la viveza de sus respuestas, pero no debería olvidar que Rajoy fue también brillante, como se puede comprobar en los youtubes de la moción de censura. Pero, lamentablemente en las entrevistas se le ha visto el plumero. Se ve que ha aprendido de su predecesor Rajoy a cobardear en tablas. Ante preguntas directas se ve que busca más quedar bien que hacer propuestas políticas. En su reciente entrevista en El Mundo dijo que su error en la pasada campaña electoral fue no saber ver que para Vox y CS, el PP era el rival, a lo cual el entrevistador le ha replicado, con puro sentido común ¿Pero, Ud. no se dio cuenta, hasta la noche electoral, de que Vox y Cs competían con el PP por el mismo voto?
A continuación, Casado ha intentado engañar al lector diciendo que Vox se ha pasado meses insultando al PP y que él lo único que han hecho ha sido ubicarlo, ideológicamente, más a la derecha. Mentira, sr. Casado. Uds. han ubicado en la extrema derecha Ante ello Abascal le ha tildado a usted y a su partido de “derechita cobarde”, lo que no es otra cosa que calificar, de manera muy clara, lo que muchos españoles piensan del PP tras la famosa aplicación del 155 que pasará a la historia. Si Ud. sr Casado, quiere enmendar el camino anterior hágalo, pero no intente darles vuelta a las cosas.
El entrevistador, que ha sido incisivo, insiste y le pregunta si considera que fue un error haber dicho, el último día de la campaña electoral, que estaba abierto a que Vox entrase en un hipotético gobierno. Casado se defiende correctamente diciendo que obviamente en política hay que abrir la puerta a acuerdos. Pero, a continuación, deja de hablar de Vox y sin más se pone criticar a Ciudadanos. Evita entrar en cuestiones de fondo. Juega al palabreo político que tantos votos ha hecho y hará perder al PP. Y encima se permite calificar como error, que provoca división, abordar en las campañas el tema de la Memoria Histórica. De nuevo tiene Casado un ataque de flojera. La Memoria Histórica es un torpedo contra la convivencia democrática y el espíritu de la transición. No saber verlo indica cortedad de miras y, sobre todo, contradicción. ¿Acaso, Sr. Casado, no propone Ud. una Ley de Concordia que sustituya a la vigente Ley de Memoria Histórica de Zapatero? ¿O lo propuso Ud. con la boca pequeña? A tenor de su posición en la entrevista y, en particular, ante la pasividad del PP en Andalucía, para derogar la Ley de Memoria Histórica de Andalucía, cabe pensar que ha mentido, respecto a su deseo de eliminar la Memoria Histórica.
De nuevo el entrevistador le señala otra contradicción de bulto al preguntarle por qué pide a Cs se abstenga para que la investidura de Sánchez no dependa de independentistas y Podemos. Y específicamente le dice “Si entiende que eso es lo mejor para España, ¿no sería coherente que lo hiciera también el PP?” De esta forma sr. Casado le pilla en otro renuncio típico de quienes juegan a político y huyen de los compromisos como de la peste.
España, decía un político demagogo, “necesita políticos que no le mientan”. Tenía toda la razón, aunque no se lo aplicara a sí mismo. Ese mensaje sigue vigente, pero hay que dar ejemplo. En temas de gran calado político, como son el 155 y la Memoria Histórica, no cabe escurrir el bulto. En temas de impacto nacional y europeo, como es la inmigración, tampoco. En economía hay que enfrentar la demagogia izquierdista, de inspiración marxista, que pretende que los empleos se crean solos o bien por el sector público. También, por supuesto, en nuestro tema peculiar español, hay que abordar el tema de las autonomías. No cabe quedarse en la eficiencia en la gestión. Es esencial pero no suficiente. La coordinación autonómica, la unidad de mercado, el español como lengua común de toda España, no son, entre otras cosas, negociables.
Todos estos temas van a influir en las próximas elecciones municipales, autonómicas y europeas. Si quiere Ud. ser un político válido para España, defínase. Intentar captar el voto de los ciudadanos, sin decir para qué lo quiere no valdrá de mucho. Hay mucha gente harta que cada vez lo ve más claro. Tiene Ud. asegurado el puesto de diputado por cuatro años. También lo tuvo Adolfo Suárez en el CDS. Pero ese partido sirvió de muy poco para España. Si sigue llevando Ud. al PP por el camino de la ambigüedad puede que, en cuatro años, lo ponga a punto de desaparecer y habrá con ello perjudicado a España. Si Ud. no enmienda su rumbo y sigue jugando al politiqueo sin contenido, muy probablemente el 26 de mayo, los ciudadanos le den una respuesta muy clara. Como Ud. recuerda ha ganado unas primarias. Aprovéchelas para hacer política, no para politiquear. Piense en qué camino prefiere para pasar a la historia. Rajoy ya tomó el suyo.