Los canales de transmisión particulares a través de los cuales la actividad se ve afectada pueden identificarse a través de tres elementos:
Los vínculos comerciales. Aquí, observamos que las importaciones y exportaciones de EE.UU. con respecto a Rusia y Ucrania son menores (menos del 1%). En cuanto a la eurozona, las exportaciones a Rusia y Ucrania son menores: el comercio directo de Suiza con Rusia representa alrededor del 1% del PIB nacional. En general, es poco probable que los vínculos comerciales directos desencadenen una desaceleración significativa en EE.UU. y en Europa.
Impacto en las condiciones financieras. Un repunte de los riesgos geopolíticos favorece a los activos de refugio, incluidos los bonos del Tesoro de EE.UU., lo que favorece al dólar estadounidense, y conduce a un franco suizo más fuerte. Una de las consecuencias es que es probable que la normalización de la política monetaria -incluso en EE.UU.- se produzca de forma más lenta y constante. Esperamos una subida de tipos de 25 puntos básicos por parte de la FED en marzo, seguida de tres movimientos adicionales a lo largo de este año. Una subida de 50 puntos básicos anunciada por la FED en marzo parece descartada en el entorno actual. No esperamos cambios de tipos por parte del BCE (Banco Central Europeo) ni del BNS (Banco Nacional Suizo) este año.
El aumento de los precios de la energía afectará a la inflación. Como regla general, un aumento de 10 ppb (precio por barril) en los precios del petróleo provoca un aumento de alrededor del 0,2% en la inflación general de EE.UU., siendo el efecto sobre la inflación subyacente aún más limitado. En cuanto a la dependencia de los envíos de energía, observamos que la economía estadounidense -al contrario que la de la zona euro- no depende de las importaciones de gas natural. De hecho, mientras que las importaciones europeas están cambiando hacia un mayor peso de la importación de gas natural licuado (GNL), las actuales importaciones de gas natural de Rusia representan alrededor del 30-40% del total.