A pesar de las constantes sorpresas al alza de la inflación en el último año, la Reserva Federal de EE.UU. no ha mostrado hasta ahora ningún sentido de urgencia. Las compras de activos no se detuvieron hasta marzo, y sólo en su última reunión la Fed inició una primera y modesta inflexión de los tipos de los fondos federales con una subida de 25 puntos básicos.
Sin embargo, las últimas cifras de inflación de marzo marcaron nuevos máximos, con un índice de precios al consumo (IPC) del +8,5% en marzo, frente al +2,6% de hace un año. Estos datos reforzaron la percepción de que la Fed se ha quedado atrás en la normalización de su política monetaria.
Por lo tanto, es hora de que la Fed actúe con rapidez y contundencia en un esfuerzo por recuperar el tiempo perdido.
Tras el mea culpa de Jerome Powell reconociendo que la Fed debería haber actuado antes, los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) vuelven a lo básico, con la estabilidad de precios como objetivo primordial. Sus últimos comentarios, decididamente de línea más dura, no dejan lugar a dudas sobre la próxima reunión del 3 y 4 de mayo: se espera que la Fed anuncie una subida de tipos de 50 puntos básicos y una reducción del tamaño de su balance a partir de junio.
Sin embargo, el reto de la aplicación de la normalización de su política monetaria será garantizar un aterrizaje suave de la economía estadounidense, manteniendo el dinamismo del mercado laboral y, sobre todo, evitando una recesión.
La contracción del -1,4% anualizado del PIB estadounidense en el primer trimestre debe analizarse con atención. Refleja un aumento de las importaciones y una caída de las exportaciones, mientras que el consumo de los hogares sigue siendo sólido, con un 2,7% anualizado en el primer trimestre. Sin embargo, estas cifras ilustran el reto al que se enfrenta la Fed: una inflación elevada al mismo tiempo que una mayor probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión en un horizonte de 12 a 18 meses.
En esta disyuntiva entre la consecución de su objetivo de estabilidad de precios y el riesgo potencial de una fuerte desaceleración, parece poco probable que la Fed sacrifique el crecimiento de EE.UU. Esa es la apuesta que hacen actualmente los mercados. Aunque las expectativas sobre los tipos a corto plazo se han ajustado recientemente para reflejar este deseo de subir los tipos muy rápidamente, con subidas de 50 puntos básicos previstas en las tres próximas reuniones, es interesante observar que las expectativas de inflación a medio y largo plazo se han mantenido en niveles elevados, muy por encima del objetivo del 2%1. Para los mercados, el objetivo de estabilidad de precios del 2% no es realista sin sumir a la economía estadounidense en una recesión.
Este enfoque pragmático, según el cual la Fed frenaría sus subidas de tipos para evitar que pesen demasiado sobre la actividad, sigue siendo un equilibrio delicado. El alto grado de incertidumbre sobre las futuras perturbaciones de la inflación, vinculadas en particular al aumento de los precios de las materias primas y de la energía, dificulta el ejercicio de previsión y es probable que mantenga una alta volatilidad en los mercados de tipos de interés.
En su conferencia de prensa, Jerome Powell no debería contradecir las expectativas del mercado, a la vez de insistir en la flexibilidad necesaria para alcanzar el objetivo de estabilidad de precios. El momento de actuar es ahora.