Sin duda hay algo que caracteriza a España y a la Unión Europea, es que cada día lo están haciendo peor. La Unión Europea, desde que empezó a adoptar posturas extremas en la ideología climática y por ende en la manera que tendremos que vivir desde el punto de vista energético, no solo ha perdido el rumbo político, que puede corregirse con nuevos dirigentes, sino que ha perdido el rumbo económico. En el año 2000, y a punto del nacimiento de la moneda propia, parecía que Europa iba a convertirse en una auténtica región de poder, con capacidad para negociar e imponer criterios a nivel mundial.
Y de alguna forma así ha sido, a medida que pasaban los quinquenios, la Unión Europea crecía hasta llegar a 27 países y la moneda se hacía más fuerte hasta convertirse en la moneda única de 19 países, con un Banco Central bien dirigido y con las ideas claras.
Pero desde 2015 hacia adelante, se empiezan a tomar posiciones muy “alemanizadas“ siguiendo la corriente del motor de la economía europea que impone sus criterios, hay que ir a una nueva economía, hay que hacer los cambios ya, para convertirnos en la Gran Europa Verde que liderará el mundo desde un punto de vista eco-sostenible.
Mientras tanto, China sigue creciendo sin parar hasta convertirse en la segunda Región económica del mundo superando a la UE de los 27, acercándose a EE.UU. que huye de la economía verde como gato escaldado. Tal es así que pone en marcha el mayor sistema del mundo de extracción de petróleo y gas con el sistema “fracking”, que el mundo verde odia, vilipendia y prohíbe en su zona de influencia.
Aparece en la Unión Europea la Agenda 2030, que tiene dos líneas fundamentales de trabajo, lo verde y lo cultural verde que actualmente es conocido por woke.
La economía verde sobre la que se ha trabajado miles de millones de horas y se han invertido miles de millones de euros y es más se ha obligado a pagar a los contribuyentes con un exceso en la factura de consumo energético durante muchos años, ha resultado un completo “bluff”.
Hoy si tuviésemos que depender de la energía eólica y fotovoltaica, nos moriríamos de frío, comeríamos hélices y nos subiríamos a coches fabricados en el 2000.
El error ha sido mayúsculo, se ha demostrado que no ha servido más que para pagar ideas vacías de realidad y con contenidos ideológicos de una izquierda radical, que además se ha demostrado venía pagada por Rusia.
La situación hoy es más preocupante que nos podamos imaginar, no tanto por el coste que estamos pagando los ciudadanos por tener luz en casa y calefacción, que se ha multiplicado por 10 en los últimos 10 años, sino porque además podemos llegar a pasar frío.
Eso sí, no he visto rodar ninguna cabeza en Europa empezando por la de Timmermans que desde diciembre de 2019 ha liderado el trabajo sobre el Pacto Verde Europeo en la Comisión Von der Leyen.
Va a resultar que, en la Unión Europea, empieza a pasar como con los políticos españoles, que una vez que calientan un sillón se creen que es suyo, sino que le pregunten al español famoso en el mundo entero, porque su primera medida política fue cambiar su colchón donde dormir.
Y toda esta introducción para contar que la Unión Europea, debido a la crisis energética, ha llevado a una crisis de balanza comercial, como la que la Unión Europea no había vista desde su nacimiento.
En el mes de agosto la Unión Europea de los 27 (UE-27), sin tener todavía los datos de Bulgaria, Dinamarca, Croacia, Hungría, Polonia, Rumanía y Suecia ha llegado a un déficit comercial de 48.963 millones de euros, que superará los 50.000 millones, en cuanto estén los datos de los países que faltan.
Esta cifra de déficit comercial que es la más alta en la historia de la UE, no sería preocupante si solo fuese un mes.
El problema está en que en los últimos 12 meses, solo ha habido un superávit comercial en el mes de septiembre del año pasado que fue de 2.603 millones de euros y el déficit ha superado ya los 287.000 millones de euros y que, a medida que vayamos adentrándonos en los meses de frío, vamos a tener que seguir importando gas, mucho de él producido por fracking, y vamos a tener que seguir importando petróleo, cuando hemos cerrado muchas centrales térmicas y estamos todavía cuestionando las centrales nucleares existentes.
A la pandilla de incompetentes que dirigen la Unión Europea, solo les puedo decir una cosa:
Por su culpa los 440 millones de europeos estamos en esta situación, les hemos dejado gastar sin sentido en energías que todavía les falta mucho para poder sostener las necesidades diarias del sistema productivo europeo y del modo de vivir de los europeos. Les hemos dejado que nos incrementasen el precio de la energía, como si fuese todo eólica y fotovoltaica, muchísimo más cara que las térmicas, hidroeléctricas o nucleares y las hemos pagado sin rechistar porque pensábamos que estábamos dirigidos por profesionales que sabían lo que hacían.
Ahora que sabemos que son unos incompetentes, les pedimos al menos que se vayan, no con dignidad porque no se lo merecen y a ser posible que a partir de ahora su “modus vivendi” sea verde para todos ustedes hasta el final de sus días, que calienten sus casas con fotovoltaica y si no hay sol, que salgan a la calle y soplen a las eólicas de sus casas para que les enciendan la luz y si soplar no es suficiente tiren ustedes como las mulas tiraban de los molinos de agua.
Lo que han querido ustedes para los europeos, es lo que quiero yo desde aquí para ustedes y el resto seguiremos pagando las facturas de la luz y el gas a precios impagables por su culpa y con nuestros impuestos salvajes seguiremos pagando los déficits que todos ustedes nos dejan.