Pérdida de competitividad
La carga fiscal que suponen impuestos como el de la renta, patrimonio, sucesiones, transmisiones, etc. en Cataluña hace que los empresarios den un paso atrás a favor de la Comunidad de Madrid. “Los directivos no dejan de ser personas físicas que establecen el domicilio social de sus empresas en los lugares donde hay un trato fiscal más beneficioso, tanto para el negocio en sí como para los preceptores de los posibles dividendos”, apunta Fernández.
El abogado hace referencia al índice autonómico de competitividad fiscal de 2022, publicado por la Fundación para el Avance de la Libertad y la Tax Foundation. Este ranking coloca en la primera posición a la región madrileña y a Cataluña en el último lugar.
“Madrid no solo está por delante de Cataluña por una cuestión de capitalidad, sino porque su escasa presión fiscal capta el interés del inversor, mientras que, en Cataluña, además de unos gravámenes más altos, hay toda una serie de tributos propios que desalientan a los empresarios”, confiesa Fernández.
Buscar el equilibrio
¿Es posible reducir o eliminar impuestos y, al mismo tiempo, recaudar más? Fernández estima que sí, y al ejemplo de Madrid se remite: “Esta autonomía está logrando conjugar una tributación atractiva con un flujo creciente en las arcas públicas, ya que los impuestos son menores, pero a cambio hay más sujetos pasivos de los mismos”.
El experto insiste en que la misión es compleja, pero en Cataluña “hay que encontrar soluciones para armonizar recaudación e impuestos, dado que esta es la clave para que la región catalana gane en dinamismo empresarial”.