En este contexto, la solución se plantea en el desarrollo de una cultura corporativa que garantice el bienestar de las personas y los equipos, conociéndose esta como el conjunto de valores, convicciones y conductas compartidas que definen la identidad distintiva de una empresa.
“Cuando una empresa tiene una cultura que genera bienestar diario y que busca construir un propósito común a largo plazo, las personas se sienten más valoradas y desarrollan un alto sentimiento de propiedad con el proyecto empresarial, lo que reduce su inclinación por explorar otros horizontes laborales”, añade el director general de ERNI.
Además, un líder que predica con el ejemplo consigue que la cultura empresarial se fortalezca, se fomente y amplifique, dado que sus elecciones, resoluciones y enfoque tienen un impacto inmediato en la percepción que tiene el equipo de la empresa y en su grado de implicación con sus responsabilidades.
Precisamente, Esparducer explica que “los líderes deben dar ejemplo y deben ser referentes en comportamientos, habilidades comunicativas, disponibilidad y capacidad de retar positivamente a las personas. En este último aspecto, en ERNI apostamos por el Liderazgo de Servicio (Servant Leadership). El líder está a disposición de la persona, tanto para ayudarla como para fomentar un entorno de máximo potencial para su crecimiento, tanto en habilidades técnicas como en las blandas”.
En última instancia, esta cultura corporativa no solamente es importante para la fidelización del talento, sino para que “la organización consiga lo que deberían ser sus dos principales objetivos: tener tanto a sus clientes como a sus trabajadores contentos. Una empresa donde sus trabajadores tengan un alto sentimiento de pertenencia será capaz de ofrecer un servicio excelente a sus clientes porque las propias personas de la organización serán las que continuamente propongan mejoras y las que velen por conseguir los objetivos de esta”, concluye Esparducer.