Pero, ¿por qué es importante prepararlo todo antes de final de año?
Cualquier auditoría financiera tiene como objetivo evaluar y verificar la información económica-financiera de una entidad, determinando si las cuentas presentan una imagen fiel de su situación económica y financiera y de sus resultados. Esto es clave para sus inversores, los “stakeholders” y también para todos sus socios y para los mercados en los que opera.
“A estas alturas es importante porque la obligación legal de someterse a la auditoría del estado financiero requiere del nombramiento de auditores, y hacerlo con tiempo permite una planificación adecuada y una coordinación mucho más efectiva para llegar en plazo” explican desde Auditalis.
Esta planificación temprana ofrece tiempo suficiente para evitar cualquier tipo de conflicto de intereses o problemas que haya que abordar y solventar puesto que hay tiempo de sobra para poder conseguir la información, certificados o documentos. Además, no hay que olvidar que quienes deben someterse al artículo 263 de la LSC van a necesitar que estos profesionales, que en esta época tienen gran demanda, puedan hacerse cargo del encargo.
“Los auditores, cuando comienzan sus pruebas para obtener evidencias, necesitan tiempo para comprender el negocio de la empresa, identificar riesgos y diseñar procedimientos de auditoría efectivos, lo que requiere su tiempo. No se puede esperar hacerlo deprisa porque se podrían cometer errores que acaban suponiendo multas” comentan desde la asesoría que, por su experiencia en las distintas áreas de servicios, conocen que la designación a tiempo reduce el estrés tanto de la compañía como de los profesionales.
Además, alertan desde Auditalis que si por alguna causa no nombras auditor antes de que finalice el año en el que estás obligado a fiscalizar tus cuentas, el registro mercantil nombrará uno de oficio.