Análisis y Opinión

Tres (auto) engaños para el 2024

LA VERDAD PPOR DELANTE

· Por Enrique Calvet, ex europarlamentario y Presidente de ULIS

Enrique Calvet | Martes 02 de enero de 2024
Echando un fugaz vistazo, propio de un billete sucinto, al finiquitado año 2023 estimamos que el acontecimiento español a destacar sobre todas las cosas es el resultado de las elecciones generales del 23 de julio. Si nos viniésemos arriba hasta podríamos afirmar que fue un hito histórico de los que marcan la Historia por lustros o decenios. De sus consecuencias nos pasaremos hablando o tecleando (o gimiendo) todo este nuevo año…y siguientes. Pero, con la verdad por delante, podemos destacar que los resultados de las elecciones, sorprendentes tras las regionales anteriores, revelan a Pedro Sánchez, en tándem con Bolaños, que puede gobernar porque existe una masa crítica de españoles suficiente para sostener un Gobierno basado en tres supuestos que, sin embargo, no se sostienen a la vista de la realidad. O sea, tres engaños.

El primero y goebbelsianamente repetido para su sólida inoculación es que este Gobierno, pura continuación del anterior es un Gobierno de ¡progreso! Como ha señalado, entre otros, el académico Juan Luis Cebrián, ¿cómo se puede sostener que un Gobierno que debilita arteramente la democracia a través de la prostitución de sus Instituciones, que agiganta la desigualdad ontológica de los españoles, imponiendo ciudadanos de primera, tercera y cuarta en función de la geografía, que anula toda solidaridad en la Nación para reforzar tensiones cainitas, sea de “progreso”? Es la antítesis, en algunas cosas estamos regresando a 1931 y en otras… ¡a las tribus Íberas de Estrabón! Pero Sánchez ha advertido que mucha gente cree que es un Gobierno de progreso porque ha aprobado la Ley Sisí. Lo suficiente para tirar para adelante en 2024.

Un segundo embeleco, y este sí que es de traca, es el que consiste en sostener que las políticas de este Gobierno, sobre todo las más destructivas y escandalosas, se toman para mejorar y hacer florecer la convivencia y la fraternidad entre españoles. Así, sin guasa. La realidad es que desde la llegada en 1978 (tal vez antes, pero no es comparable) del intento de democracia a España, jamás, jamás, había existido tan mala convivencia, tanto enfrentamiento esencial, tanta violencia verbal, tantos desencuentros mayúsculos entre compatriotas. Este Gobierno, conscientemente o no, trabaja para la fragmentación y el enconamiento de la convivencia. Se delata a sí mismo cuando se lamenta por “la polarización”. Debería buscar los motivos radicales, de raíz, que dan lugar a esa polarización. No es motivo desde luego una fantasmagórica derecha extrema, como intentó vender en Estrasburgo, ardid que no funciona en Europa; debería buscar en sus intentos de cambiar nuestra Historia y de hacernos convivir con delincuentes que atentan contra nuestro bien común. Pero Sánchez se ha dado cuenta que existe una masa crítica de votantes que, ya sea porque quieren destruir España, ya sea porque prefieren vivir peleándose con la aldea vecina a lo Gila, le permiten seguir gobernando. A costa del bien común.

Finalmente, una tercera añagaza es la que sostiene que España es una democracia sólida al uso donde se dirimen los problemas habituales entre derecha e izquierda. Ese engaño es muy grave porque oculta algo esencial: la sociedad española no tiene problemas de lucha partidista, sino tiene amenazas mucho más fundamentales, mucho más profundas. Tiene problemas de democracia y de supervivencia como sociedad, como “demos”, como Nación. El lamentable estado de la democracia española, derivado de la inapropiada Ley electoral y del ataque sin tregua a las Instituciones que deberían sostenerla, muy particularmente las del entorno de la Justicia, se vio definitivamente analizado en el informe “La democracia menguante” de febrero de 2023, como recordaba este último martes en “el Mundo” el admirado profesor Gabriel Tortella, uno de los autores. La evidencia de que España es cada vez más una realidad virtual no necesito explicárselo. Pero son legión los votantes que se sienten felices en una visión maniquea y de frívolo pim pam pum entre fachas y progres, de bajísimo nivel intelectual, como para permitir que Sánchez siga en el Gobierno, y los destructores de la convivencia en España le sigan imponiendo como gobernar. No hay masa crítica suficiente a la que le importe el bien común por encima de todo. Se creen que la política es eso, pugna partidista a lo Barça-Real Madrid.

Y así empezamos 2024.