Ahora que los bancos buscan dar los primeros pasos en materia de digitalización hipotecaria, se encuentran con una serie de barreras que ralentizan el proceso: las tecnológicas y las culturales, internas a la propia entidad; y las regulatorias, de índole externa. “La mayoría de los bancos perciben que digitalizar de manera interna conlleva un riesgo y un coste muy elevado, aunque todos entienden la necesidad de innovar”, explica el CEO de iAhorro Technologies.
Según el informe, la ‘tech legacy’ con la que cuentan muchas entidades financieras (es decir, sistemas y tecnologías legados o heredados) les dificulta poder integrarse con las nuevas tecnologías digitales, como el machine learning, el análisis de datos a tiempo real o las plataformas cloud, que les permitan ganar en eficiencia. “Estas entidades han construido sus operaciones sobre sistemas tecnológicos que desarrollaron hace décadas, y que tradicionalmente les han proporcionado la estabilidad que se necesita en las operaciones bancarias”, añade el CEO de iAhorro Technologies. Sin embargo, ahora muestran resistencia en términos de flexibilidad y adaptabilidad.
“Si la banca no puede mantener su tecnología actualizada, es aún más difícil que pueda innovar en sus procesos hipotecarios”, continúa Beyer. Esto se traduce en un descenso de la innovación en los productos y servicios que los bancos ofrecen a sus clientes, pero también en una disminución en su propia eficiencia operativa. Los sistemas legados no son capaces de adaptarse a las expectativas modernas de los usuarios, que buscan un proceso hipotecario rápido, transparente y 100% online, que puedan llevar a cabo desde cualquier lugar. En concreto, los efectos negativos derivados del tech legacy se pueden ver en hasta el 40% de las empresas de nuestro país, debido al aumento de los costes y a la menor competitividad que ésta provoca, según algunos estudios.
Unas dificultades que se ven acrecentadas aún más con los procesos de fusiones y adquisiciones, muy frecuentes entre las entidades bancarias de nuestro país. Según los datos proporcionados por Statista, el sistema financiero español contaba con 55 bancos y cajas de ahorros en 2009. Un número que, ahora, prácticamente se ha visto reducido a la mitad. “A diferencia de mercados donde las entidades pueden ser más homogéneas tecnológicamente, en nuestro país, las tecnologías heredadas varían ampliamente entre los bancos, lo que contribuye a aumentar los efectos negativos del tech legacy”, explica Beyer. Primero, porque se requiere de una armonización de diferentes plataformas digitales y bases de datos. Segundo, por la propia consolidación de estos sistemas legados que, en muchos casos, no fueron diseñados para interoperar.
La resistencia al cambio, otro de los obstáculos para digitalizar los procesos hipotecarios
Según el informe de iAhorro Technologies, la estructura del mercado financiero español también contribuye a aumentar la resistencia de las entidades al cambio, perjudicando la transformación digital hipotecaria. “Estas fusiones pueden alargarse hasta un plazo de 3 o 5 años, como mínimo, así como ralentizar el proceso de decisión o rebajar la prioridad de estos proyectos de digitalización de la nueva hoja de ruta de la entidad resultante”, continúa Beyer.
Por otro lado, establecer operaciones hipotecarias también supone un importante desembolso en términos de capacitación de personal. Según un estudio realizado por Digital Banking Report, el 58% de los altos ejecutivos de servicios financieros ven a la brecha de habilidades digitales en su fuerza laboral como el mayor riesgo para la innovación y la transformación digital de sus entidades. Si bien las hipotecas son el negocio core de la banca, muchos de estos trabajadores no son expertos en digitalización, sino en ventas, en acompañamiento o asesoramiento. Además, más de la mitad de la plantilla de trabajadores del sector de la banca (57%) supera ya los 45 años, según recoge el ‘Informe sobre el Mercado de Trabajo en Banca y Seguros’ elaborado por Randstad Research, una franja de edad que, tradicionalmente, no ha estado tan vinculada a una formación en habilidades o en profesiones eminentemente digitales como los llamados nativos digitales.
“La implementación de una hipoteca 100% digital de manera interna supone que todos -o la mayor parte- de los trabajadores del banco que forman parte del funnel hipotecario vean modificadas sus tareas diarias en favor de esta digitalización, algo que no es necesario en caso de externalizar este servicio en la Hipoteca as a Service de iAhorro Technologies”, añade el CEO de iAhorro Technologies. Por todo ello, la integración con proveedores tecnológicos puede ser una excelente solución a esta innovación interna.
Por último, el informe destaca a la complejidad del marco legal como la tercera barrera de entrada principal a la digitalización de los procesos hipotecarios de las entidades en España. Una percepción que también se extiende a los directivos fuera de nuestro país: por ejemplo, una encuesta realizada por Forbes a casi 400 directivos bancarios estadounidenses concluye que el 64% considera a la alta presión regulatoria como el mayor obstáculo para la digitalización hipotecaria, seguido de la resistencia interna al cambio (60%) y de la atracción de talento y comprensión tecnológica (54%).
En España, reglamentos como la Ley Reguladora de los Contratos de Crédito Inmobiliario o el Reglamento General de Protección de Datos, necesarios y esenciales para proteger a los clientes, también pueden ser percibidos por las entidades como un obstáculo para la adopción de nuevas tecnologías y prácticas comerciales en materia hipotecaria. “La necesidad de adaptarse y actualizarse de manera continua implica también una inversión significativa en tiempo y en recursos”, explica Beyer. “Ante las nuevas regulaciones, las entidades deben actualizar sus sistemas y sus procesos para cumplir con los nuevos requisitos legales. Esta circunstancia puede añadir otra capa de complejidad porque, de nuevo, la inversión en recursos para la digitalización hipotecaria podría quedar relegada a un segundo plano”, concluye.