La Industria Bressel S.A. de Guadalajara es un símbolo del crecimiento industrial en la región de Castilla-La Mancha y un ejemplo de cómo una visión empresarial puede transformar una ciudad. Fundada por Emilio Bressel Marca, esta empresa dejó una huella imborrable en el tejido económico y social de Guadalajara, marcando el inicio de una era de modernización y desarrollo que aún resuena en la actualidad.
Primeros pasos y espíritu emprendedor
Nacido en una época de grandes desafíos económicos y sociales en España, Emilio Bressel mostró desde joven un talento innato para la mecánica y los negocios. En 1940, en plena posguerra, fundó en Madrid una empresa dedicada a la fabricación de aparatos de precisión con relojería, un sector muy especializado pero estratégicamente necesario para dar apoyo a otras industrias como la aeronáutica y la distribución de energía eléctrica en un país que buscaba reconstruirse. Con una visión clara y una determinación inquebrantable, Bressel puso las bases de lo que más tarde se convertiría en un referente industrial.
Emilio Bressel fue una persona de una dimensión humana excepcional. Emprendedor infatigable, con un conocimiento e intuición técnicos fuera de lo común y con un carisma especial para el trato con los empleados, para mí ha sido el referente de toda mi vida, tanto personal como profesional. Su lema “si quieres, puedes lograrlo” lo practicó y cumplió hasta el final de su vida.
Emilio, segundo hijo del ingeniero alemán Albert Bressel, nació en Zaragoza en 1900. Su padre fue contratado por la empresa Azucarera de Aragón en 1898 para transformar la factoría y producir azúcar a partir de la remolacha, debido a la falta de suministro de caña de azúcar procedente de Cuba, al perder España dicha colonia. Los alemanes, a principios del siglo XIX desarrollaron la producción de azúcar a partir de la remolacha por la imposibilidad de utilizar la caña de azúcar por el bloqueo comercial impuesto por Napoleón Bonaparte.
Desde su más tierna infancia, Emilio vivió en un ambiente industrial. Ya en su adolescencia fue demostrando una habilidad innata para resolver problemas mecánicos en el taller, primero como aprendiz en la fábrica de su padre y luego como perito industrial, título que le fue concedido por la Escuela Industrial de Zaragoza en el curso 1920-21 en la especialidad de mecánica.
La historia de Bressel S.A. comienza en Madrid en 1940, cuando Emilio Bressel, un emprendedor visionario, estableció la compañía con el objetivo de fabricar aparatos y componentes electromecánicos de precisión que serían esenciales para el desarrollo posterior de la industria aeronáutica y automovilística en España.
Sus primeros años de vida profesional los dedicó a viajar por España como ingeniero jefe de montajes de componentes de regulación hidráulica para presas y pantanos: compuertas, válvulas, etc., fabricados en la factoría Maquinista y Fundiciones del Ebro de Zaragoza que había fundado su padre y en la que él y sus hermanos desempeñaron puestos directivos.
Como muestra de la situación social convulsa de la España de la década de 1930 y de los riesgos que tuvo que afrontar, en uno de los viajes, durante los trabajos de montaje en la presa de Navia (Asturias), el ingeniero jefe era Emilio Bressel y fue sorprendido por la llamada Revolución de Asturias, movimiento de insurrección contra la República organizado por el PSOE y la UGT, con Largo Caballero e Indalecio Prieto como principales responsables, en octubre de 1934. Emilio, en este tipo de proyectos de larga duración, viajaba con toda la familia. Sus hijos tenían entonces 10, 7 y 5 años, siendo mi madre la menor. Afortunadamente, el levantamiento fue sofocado y no hubo víctimas en la familia.
Al finalizar la Guerra Civil, el Gobierno, a través del Ministerio del Aire de reciente creación, encargó la fabricación de espoletas a Maquinista y Fundiciones del Ebro para reponer los stocks de las mismas y sustituir los componentes obsoletos. Emilio desarrolló varias patentes para garantizar la seguridad y eficacia en su funcionamiento.
Su capacidad para identificar oportunidades lo llevó construir una nueva factoría en Guadalajara en la década de 1970, una decisión estratégica que marcó un antes y un después en su trayectoria. Este movimiento coincidió con la designación de Guadalajara como polo de descongestión industrial de Madrid en 1959, lo que ofrecía incentivos y espacio para el crecimiento. Adquiriendo una parcela en el polígono industrial del Henares, Bressel dio vida a una nueva etapa de su proyecto empresarial.
Tras unas rápidas obras, la factoría abrió sus puertas en 1971 bajo el nombre de “Bressel Carburadores” que posteriormente evolucionó a "Weber-España", especializándose en la producción de carburadores para todo tipo de vehículos. Desde sus inicios, la planta destacó por su capacidad de innovación y su compromiso con la comunidad local. La mayoría de sus empleados procedían de Guadalajara, incluyendo a numerosos alumnos de la Escuela de Maestría Industrial, ubicada en la calle Virgen del Amparo. En su primer año, la fábrica ya empleaba a 400 personas, un número que crecería significativamente en las décadas siguientes.
Las industrias de la industria
Durante la década de 1940 a 1950 la situación de bloqueo internacional de España y la obligada nacionalización de las industrias de carácter estratégico hacía muy difícil y arriesgado el emprendimiento. Emilio con una visión estratégica admirable decidió dejar la empresa fundada por su padre y trasladarse a Madrid para fundar la empresa Bressel, S.A. instalándose en un terreno de 18.200 metros cuadrados, en el término de Chamartín de la Rosa, colindante con el Municipio de Madrid, para desarrollar productos de mecánica de precisión con relojería.
Esa decisión fue clave para el desarrollo y crecimiento de la incipiente sociedad anónima, ya que gracias a los contratos gubernamentales le permitió obtener con la suficiente agilidad los permisos necesarios para la importación de maquinaria (tornos automáticos, entre otros) y materiales para mecánica de precisión de la neutral Suiza, proveedor líder de maquinaria y tecnología mecánica en aquella época. Tengamos en cuenta que Europa estaba en plena Segunda Guerra Mundial, siendo de una dificultad máxima conseguir trasladar desde Suiza a España dichos materiales.
La empresa Bressel fue creciendo, no solo en volumen de facturación y empleados sino también en conocimiento y experiencia. Se estableció en el recinto de la fábrica una escuela de aprendices y varios maestros y oficiales de taller de la fábrica de Zaragoza se trasladaron a la Bressel, S.A. de Madrid.
A finales de la década de 1940-50, Bressel además de colaborar con el Ministerio del Aire, fabricaba aparatos de control de a bordo para la incipiente empresa aeronáutica española, Construcciones Aeronáuticas, S.A. (C.A.S.A.). Su fundador y primer director, José Ortiz-Echagüe, conocía de primera mano las capacidades de Bressel en el campo de la mecánica de precisión.
Como consecuencia del final de la Segunda Guerra Mundial, a los pocos años, a mediados de los años 50, empieza a desbloquearse la situación de España a nivel internacional y surge la ayuda de EEUU a los países de Europa (la denominada ayuda americana). Esta circunstancia para Bressel se tradujo en la interrupción de los contratos con el Ministerio del Aire y C.A.S.A. y fue necesario diversificar la gama de productos para fabricar relojes despertadores, con la marca CID (en referencia al Cid Campeador) y contadores electromecánicos para el control del consumo eléctrico.
En 1950, Bressel estaba en crisis por exceso de capacidad frente a la demanda. Por aquel entonces, el Gobierno, a través del INI (Instituto Nacional de Industria), decide acometer la fabricación de automóviles y camiones en España con componentes 100% españoles (salvo en las primeras series). Como resultado, se constituyen las empresas SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) y ENASA (Empresa Nacional de Autocamiones Sociedad Anónima).
Para la producción de SEAT, se firmaron acuerdos con la italiana FIAT, pero era necesario desarrollar un tejido industrial nacional de proveedores de componentes específicos (neumáticos, frenos, cerraduras, cuadros de instrumentos, carburadores, dinamos, etc.). Se nombró director de SEAT a José Ortiz-Echagüe y a los pocos meses, Bressel fue contratada para acometer la fabricación de los elementos electromecánicos de precisión de los futuros SEAT bajo las licencias de los proveedores italianos, Fratelli Borletti de Milán (cuadros de instrumentos y transductores) y Edoardo Weber de Bolonia (carburadores, bombas de gasolina y aceite). Cabe pensar que dicha decisión se debió al conocimiento previo de Ortiz-Echagüe de las capacidades de Bressel en cuanto a la fiabilidad y calidad de sus productos.
El nacimiento de un legado en Guadalajara
Además de ser proveedor estratégico de SEAT, Bressel fabricó aparatos de control de a bordo y componentes de alimentación de combustible y aceite para la mayoría de fábricas españolas de automóviles, camiones y motocicletas que fueron surgiendo en aquella época.
La década de 1960 a 1970 se podría denominar como la Edad de Oro de Bressel. El crecimiento de la producción derivado del auge de la industria española del sector automoción fue espectacular. Si miramos las cifras de producción de SEAT año tras año, veremos que se pasa de las 959 unidades de 1953, a 31.116 en 1960 y a 284.222 en 1970. Y Bressel seguía ese crecimiento no solo suministrando a SEAT, que era con mucho su principal cliente, sino a otras sociedades.
Esto hizo que, a pesar de las sucesivas ampliaciones de las instalaciones de la fábrica, ésta fuera insuficiente, tomándose a finales de 1968 la decisión de construir una fábrica totalmente nueva en el Polígono del Henares de Guadalajara, arrancando la producción en mayo de 1971, centrándose en los carburadores, bombas de gasolina y aceite, mientras que en Madrid se seguiría con los cuadros de instrumentos, desdoblándose como sociedad, continuando Bressel, S.A. en Madrid, pasando la fábrica alcarreña a convertirse en Bressel Carburadores, S.A.
Hubo infinidad de marcas y modelos que desde 1951 hasta más de 1990 montaron cuadros, carburadores u otros componentes de Bressel, a los que hay que añadir Pegaso, SAVA, Bultaco, Montesa, OSSA, Land Rover Santana y algunos otros.
En 1971, la factoría de Bressel abrió sus puertas en Guadalajara bajo el nombre de "Bressel Carburadores, S.A.". Bajo su liderazgo, la fábrica de Guadalajara alcanzó hitos impresionantes. En su primer año empleó a 400 personas, un número que se triplicó en las décadas siguientes, llegando a 1.350 empleados en 1990 hasta totalizar unos 1.500 trabajadores en cada planta de Madrid y Guadalajara, empleando a unas 3.000 personas.
Especializada inicialmente en carburadores, la planta pronto diversificó su producción, incluyendo bombas de aceite y gasolina. Este crecimiento no solo reflejó la habilidad de Bressel para adaptarse a las demandas del mercado, sino también su compromiso con la región. Desde el principio, priorizó la contratación de trabajadores locales, muchos de ellos formados en la Escuela de Maestría Industrial de Guadalajara, lo que fortaleció los lazos entre la empresa y la comunidad.
Este crecimiento no solo reflejó la habilidad de Bressel para adaptarse a las demandas del mercado, sino también su compromiso con la región. Desde el principio, priorizó la contratación de trabajadores locales, muchos de ellos formados en la Escuela de Maestría Industrial de Guadalajara, lo que fortaleció los lazos entre la empresa y la comunidad.
Lamentablemente, el frenazo de la economía a partir de la crisis del petróleo de 1974 y la propia situación de incertidumbre política de España, motivó una caída de ventas en el sector del automóvil, siendo SEAT la más afectada, provocando con ello una notable caída en la actividad de Bressel. Cuando, en abril de 1979, SEAT detuvo su fábrica por tener un stock de coches sin vender equivalente a tres meses de producción, Bressel se encontró de la noche a la mañana con la necesidad de parar las fábricas de Guadalajara y Madrid.
A ese panorama hubo que añadir que, en 1980, FIAT informó de su negativa a quedarse con SEAT, lo que podía suponer la puntilla para SEAT y, de rebote, para Bressel, que en pocos años pasó de un éxito continuado durante más de dos décadas a las más negras perspectivas…, sin que nada pudiera reprocharse a su gestión. Emilio no solo creó empleo, sino que fomentó un ambiente laboral basado en el respeto y la cercanía. Los testimonios de antiguos empleados lo describen como un jefe accesible, alguien que consideraba a su plantilla como una extensión de su propia familia.
El 30 de mayo de 2000 se iniciaron las negociaciones de la venta de la fábrica de Guadalajara al grupo italiano Finmek. En diciembre del mismo año se reestructuró la actividad comenzando a partir de entonces la actividad bajo el nombre de Promek. Cuatro años más tarde Finmek vende dicha actividad a LCN Mecánica, sociedad que hoy continúa, manteniendo curiosamente dos líneas de carburadores para los mercados del Norte de África y otra para EEUU. Se ha especializado en productos y proyectos de alta tecnología, muchos de ellos destinados a la industria del motor.
Reconocimiento y valores de una empresa modelo
El éxito de Emilio Bressel no pasó desapercibido. En 1967, el Gobierno español le otorgó la Medalla al Mérito en el Trabajo en la categoría de oro, un reconocimiento a su contribución al desarrollo industrial y económico del país. Este galardón no solo premió su visión empresarial, sino también su dedicación a mejorar la vida de quienes lo rodeaban.
En las fábricas Bressel, siempre se cuidaron mucho los aspectos sociales, algo importante sobre todo en esos años 40 y primeros 50 de tanta escasez, fletando autocares para excursiones, manteniendo un equipo de fútbol con jugadores de la plantilla, que llegó a realizar buenos papeles en la liga regional, un equipo femenino de balonmano, exhibiciones gimnásticas, conciertos de música clásica y arias de ópera en la fábrica, entre otras actividades, así como un economato para productos de alimentación, ropa y calzado con precios reducidos para los trabajadores, creándose un fuerte vínculo entre la empresa y sus empleados.
Emilio no solo creó empleo, sino que fomentó un ambiente laboral basado en el respeto y la cercanía. Los testimonios de antiguos empleados lo describen como un jefe accesible, alguien que consideraba a su plantilla como una extensión de su propia familia.
Dando un salto adelante en el tiempo, diremos que Bressel, S.A. fue también una de las primeras empresas españolas en hacerse con un ordenador, concretamente en 1964, adquiriendo un IBM 360-20, que requirió un gran espacio, zona climatizada y personal experto para su manejo. Gracias a su capacidad de 12 KB de memoria RAM (sí, 12 KB), supuso una revolución agilizando mucho el trabajo de oficina.
Bressel era más que un industrial; era un hombre de principios. Su enfoque en la formación y el bienestar de sus empleados sentó un precedente en una época en la que las relaciones laborales solían ser más distantes. Su capacidad para equilibrar la ambición empresarial con la humanidad lo convirtió en una figura admirada tanto dentro como fuera de su fábrica.
FIAT se interesa por Bressel
La marca italiana se interesó en la necesaria ampliación de capital de la sociedad española en la que ya estaba de una manera indirecta a través de su participación en Fratelli Borletti. Tras el resultado favorable de la necesaria auditoría, FIAT decidió acudir a la ampliación de capital y se hizo con la mayoría de las acciones en junio de 1980, pasando con ello a tener el control de Bressel.
Cuando en 1984, el grupo Volkswagen adquirió SEAT, la primera generación de los nuevos modelos con motor System Porsche utilizó carburadores fabricados por Bressel. Poco tiempo después, cuando los carburadores fueron siendo sustituidos por la inyección, obligando al cierre de diversas fábricas, la producción residual de éstas iba pasando a Guadalajara, manteniendo así su actividad, si bien era claro que esa factoría no podía seguir apostando por los carburadores para el futuro.
Expansión y auge
Con el paso del tiempo, Bressel S.A. diversificó su producción, incorporando la fabricación de bombas de aceite y gasolina. Esta expansión no solo aumentó su relevancia en el sector automotriz, sino que también impulsó una ampliación de la plantilla y la implementación de tres turnos de trabajo para satisfacer la creciente demanda. El liderazgo de Emilio Bressel fue clave en este éxito. Reconocido por su trato cercano con los empleados, a quienes consideraba parte de su familia, su dedicación fue recompensada en 1967 con la Medalla al Mérito en el Trabajo en la categoría de oro. Tras su jubilación, su hijo Alberto Bressel tomó las riendas, manteniendo los valores fundacionales de la empresa y consolidándola como un pilar del desarrollo industrial de la región.
Transformación y legado
A lo largo de los años, Bressel S.A. experimentó cambios significativos. En un momento dado, pasó a formar parte de Magneti Marelli, una filial del grupo Fiat, lo que reflejó su importancia en el mercado internacional. Posteriormente, la planta evolucionó hasta convertirse en LCN Mecánica, una empresa que hoy emplea a alrededor de 300 personas y sigue siendo un orgullo para Guadalajara. Renovadas y adaptadas a las nuevas tecnologías, sus instalaciones continúan siendo un referente en el sector industrial.
El impacto de Bressel S.A. va más allá de los números. Su llegada marcó un punto de inflexión para Guadalajara, una ciudad que históricamente había exportado mano de obra tras la Guerra Civil. Con la creación de los polígonos industriales del Henares y del Balconcillo, y empresas como Bressel liderando el camino, Guadalajara comenzó a atraer trabajadores y a desarrollar un tejido industrial robusto que perdura hasta hoy.
Homenajes y reconocimiento
El legado de Emilio Bressel y su empresa no ha sido olvidado. En 2019, LCN Mecánica organizó un emotivo homenaje al fundador, al que asistieron 175 personas, incluyendo 62 familiares y antiguos empleados. Durante el evento, se realizó una visita a las instalaciones y se entregó una placa conmemorativa a Alfonso Camón Bressel, nieto del fundador, en reconocimiento a la contribución de la familia Bressel a la riqueza industrial de Guadalajara. Este acto subrayó la importancia de recordar a quienes construyeron el presente industrial de la ciudad.
La Industria Bressel S.A. de Guadalajara es mucho más que una fábrica; es un testimonio de la visión, el esfuerzo y el compromiso de una familia y una comunidad. Desde sus humildes comienzos en Madrid hasta su consolidación como un motor económico en Guadalajara, la empresa ha dejado un legado de innovación y progreso. Hoy, bajo el nombre de LCN Mecánica, sigue siendo un símbolo de la capacidad de Guadalajara para adaptarse y prosperar en un mundo en constante cambio, manteniendo viva la esencia de sus raíces industriales.
Emilio Bressel Marca fue mucho más que un emprendedor; fue un arquitecto del progreso. Su capacidad para convertir una idea en una industria próspera, su compromiso con su gente y su visión de futuro dejaron una marca imborrable en Guadalajara y en la historia industrial de España. Hoy, cada pieza fabricada en las instalaciones que él soñó lleva consigo un pedazo de su espíritu innovador y humano.
Emilio Bressel no solo construyó una empresa; construyó un legado que sigue inspirando a generaciones.