En España, la situación es mucho más preocupante: ninguna de las 30 principales fundaciones empresariales, como Fundación Bancaria "La Caixa", BBVA, Santander, Telefónica, Coca-Cola, Iberdrola o Naturgy, destina recursos al fortalecimiento de la democracia, y solo un 3% apoya la transparencia y el buen gobierno. Esto contrasta con áreas como la educación (70%) o el arte y la cultura (63%), que destacan como las principales receptoras de recursos. Entre las 20 grandes fundaciones familiares (Alicia Koplowitz, Amancio Ortega, Botín o Rafael del Pino), el apoyo a la democracia, así como a la transparencia y gobernanza es prácticamente irrelevante.
En el ámbito periodístico, fuera de iniciativas aisladas y con escasos recursos impulsadas por el propio sector, la defensa de la independencia y calidad informativa tampoco ha encontrado respaldo por parte de empresas ni grandes filántropos.
Cuatro grandes barreras para el donante cívico
El informe identifica cuatro obstáculos principales que dificultan el desarrollo de la filantropía cívica en España.
Primero, la falta de conocimiento sobre iniciativas de impacto. El documento señala que muchos potenciales donantes desconocen la existencia de proyectos eficaces y transformadores en el ámbito cívico, lo que dificulta la identificación de modelos de intervención exitosos y la confianza en que su apoyo pueda generar un cambio real.
La segunda barrera hace alusión a la ausencia de masa crítica de donantes:La percepción de que una contribución individual es insuficiente para provocar un cambio relevante desincentiva la participación, señala el informe. Y sin una base amplia de donantes, resulta difícil alcanzar el volumen de recursos necesario para impulsar transformaciones sistémicas.
A diferencia de las causas sociales más tangibles, el impacto de las iniciativas cívicas es más complejo de cuantificar y suele requerir horizontes temporales largos, lo que genera incertidumbre y desconfianza entre los donantes. Por eso, la dificultad para medir resultados se proclama como el tercer obstáculo.
Finalmente, el informe señala la carencia de instituciones independientes,es decir, de estructuras organizativas autónomas y creíbles que coordinen, canalicen y den visibilidad a los esfuerzos colectivos en favor de la democracia y la transparencia, como la cuarta barrera que derribar. La ausencia de estas instituciones dificulta la colaboración, la alineación de prioridades y la generación de confianza entre los distintos actores, concluye.
El Observatorio de Medios: un ejemplo de colaboración y transparencia
Como ejemplo de superación de estas barreras, el informe destaca el proyecto del Observatorio de Medios e Información Responsable, impulsado por la Fundación Haz y Ethosfera. Esta iniciativa ha logrado reunir a medios de comunicación, empresas, anunciantes, asociaciones profesionales, universidades e investigadores en torno a dos objetivos clave: el impulso de la gobernanza informativa en las empresas de comunicación y la gestión de los riesgos de desinformación en el resto de las empresas.
El Observatorio se ha consolidado como una institución independiente y colaborativa, capaz de consensuar estándares y buenas prácticas sobre independencia e integridad editorial, y de generar confianza en el sector gracias a su modelo basado en la transparencia, la mejora continua y la participación de todos los interesados.
El Laboratorio Haz hace un llamamiento a democratizar la filantropía, ampliando la base de donantes y promoviendo la colaboración entre empresas, fundaciones y ciudadanía para garantizar la sostenibilidad y el impacto de las causas cívicas.
Como recuerda el poema El analfabeto político, la indiferencia y la falta de compromiso cívico tienen consecuencias directas sobre la calidad de vida y la salud de la democracia. Con este análisis el Laboratorio de la Fundación Haz invita a la sociedad española a implicarse activamente en la construcción de una sociedad más justa, transparente y participativa.