En el caso de las viviendas, las intervenciones más solicitadas suelen estar orientadas a ganar amplitud, luminosidad y conexión entre los espacios. Cocinas abiertas al salón, zonas multifuncionales, y dormitorios que integran vestidores o baños son algunas de las configuraciones más comunes. Además, se presta especial atención a la eficiencia energética mediante la mejora de aislamientos, la incorporación de ventanas de alto rendimiento térmico y el uso de iluminación LED.
En las oficinas, el diseño interior busca favorecer la productividad y el bienestar del equipo. Los proyectos actuales se centran en distribuir mejor los espacios, incorporar áreas de descanso, mejorar la acústica y potenciar la entrada de luz natural. Las soluciones de diseño deben responder tanto a la funcionalidad como a la identidad visual de la empresa, con espacios coherentes con su cultura organizativa. Esto se traduce en oficinas más flexibles, con zonas colaborativas y otras pensadas para la concentración individual.
Otro aspecto relevante es la sostenibilidad. Cada vez más estudios incorporan criterios de construcción responsable y selección de materiales ecológicos. La elección de pinturas sin compuestos tóxicos, maderas certificadas, textiles reciclables y soluciones de climatización eficientes forma parte de los nuevos estándares de diseño responsable. En este sentido en PCL Arquitectura, explican: “Este enfoque no solo responde a una mayor conciencia ambiental, sino también a regulaciones más estrictas en materia de edificación y consumo energético”.
La colaboración entre arquitectos, interioristas, técnicos y proveedores es clave para garantizar el éxito de cada intervención. El trabajo coordinado permite cumplir con los plazos establecidos, ajustar presupuestos y mantener la coherencia estética durante todo el proceso. También se ha incrementado el uso de herramientas digitales que permiten a los clientes visualizar el resultado antes de la ejecución final, facilitando la toma de decisiones sobre distribución, acabados y mobiliario.
La formación constante de los profesionales del sector es otro factor determinante. Nuevas tendencias, tecnologías y normativas requieren actualización continua para ofrecer soluciones contemporáneas y competitivas. Los estudios que se mantienen al día logran combinar lo funcional con lo innovador, adaptando sus propuestas a los estilos de vida y requerimientos actuales sin perder de vista la viabilidad técnica y económica.
Transformar un espacio ya no responde únicamente a una necesidad estética, sino también a exigencias prácticas y de bienestar. Ya sea para vivir, trabajar o ambos, diseñar un entorno bien planificado marca una diferencia tangible en la rutina diaria. Apostar por una reforma integral o por mejoras puntuales puede generar un impacto positivo que se mantiene a largo plazo, tanto en la calidad de vida como en el valor del inmueble.