Más allá de Europa, UNESID señala que esta medida también está teniendo efectos negativos en el propio mercado estadounidense. “Ya están subiendo los precios y se están paralizando inversiones. Todo indica que el país está entrando en un proceso inflacionario severo. Esta medida no solo es injusta, es también perjudicial para ambas economías. Necesitamos responsabilidad, visión a largo plazo y cooperación”, ha remarcado la directora general.
Sobredimensión del mercado
Estados Unidos importa actualmente 27 millones de toneladas de acero al año, lo que representa el 28% de su consumo. La imposición de aranceles tan elevados no solo pone en riesgo nuestras exportaciones, sino que está generando un preocupante efecto colateral como es el desvío de flujos comerciales hacia el mercado europeo, que ya sufre distorsiones internas y una presión insostenible por la entrada de acero desde terceros países, a menudo producido sin cumplir los estándares ambientales ni sociales europeos. UNESID teme que el mercado europeo se inunde de acero no sostenible de terceros países que decidan no venderlo más a EE. UU.
La asociación recuerda que España exporta más de 250.000 toneladas de acero al año a Estados Unidos, con un valor de más de 400 millones de euros en 2024. El cierre de este mercado supone un golpe directo a empresas que, en muchos casos, dependen de estas operaciones para su viabilidad.
Instrumento de defensa comercial
La asociación considera que la pérdida de competitividad del acero europeo es un problema estructural que debe abordarse de forma urgente. En las últimas dos décadas, la cuota de producción siderúrgica de la Unión Europea ha descendido del 21% al 6,5% del total mundial, mientras que el consumo europeo de acero se ha mantenido estable. Esta evolución es el resultado de un grave retroceso competitivo frente a países cuyos productos no cumplen los estándares ambientales, laborales o de seguridad exigidos en Europa.
Para UNESID, si no se actúa de inmediato, Europa corre el riesgo de perder definitivamente una industria estratégica, clave tanto para la economía como para la transición ecológica y la autonomía industrial del continente. La siderurgia europea no puede competir en igualdad de condiciones con productos procedentes de países que no respetan los mismos compromisos en sostenibilidad, seguridad o derechos laborales. Esto no es solo una cuestión económica: afecta directamente a la responsabilidad climática, a la seguridad económica y a la soberanía industrial europea.
En este contexto, UNESID solicita a la Unión Europea y al Gobierno de España una respuesta inmediata y contundente. En primer lugar, exige la creación de un nuevo instrumento de defensa comercial eficaz y permanente, que proteja tanto al acero europeo como a los fabricantes de primera transformación frente a prácticas desleales y a la creciente presión derivada de la sobrecapacidad mundial. En paralelo, considera imprescindible que se apruebe un paquete urgente de ayudas directas para las empresas afectadas por el cierre del mercado estadounidense.
Asimismo, la asociación destaca la urgencia de reactivar el diálogo transatlántico. Es fundamental que la Unión Europea y Estados Unidos avancen hacia una negociación ágil y efectiva que permita establecer un marco de cooperación frente a los grandes desafíos comunes del sector: la sobrecapacidad global, la presión de terceros países y la necesidad de garantizar cadenas de suministro seguras y sostenibles. UNESID recuerda que Europa es un socio comercial estratégico para Estados Unidos, y que reforzar esta relación es del interés mutuo de ambas economías.