Netflix ha presentado sus resultados del segundo trimestre de 2025 con cifras que, objetivamente, muestran una evolución muy positiva: fuerte crecimiento de beneficios, ingresos al alza y mejora del margen operativo. Sin embargo, la reacción bursátil ha sido a la baja, en lo que ya se ha convertido en una constante para las compañías de alta valoración cuando no logran batir con holgura las expectativas del mercado.
“El margen entre lo que se esperaba y lo que ha salido ha sido muy estrecho”, explica Esteve. “Esto lo estamos viendo también en otras compañías: resultados sólidos, buenos, pero con unas expectativas que eran superiores. Al ajustarlas con los nuevos datos, que objetivamente son buenos, pero están por debajo de lo que se estimaba, se ajusta el precio”.
Otro factor relevante ha sido la falta de datos sobre nuevos suscriptores, algo que históricamente ha generado confianza en los inversores. También han decepcionado las horas de visualización dentro de la plataforma, con menor crecimiento del esperado, lo que plantea dudas sobre la evolución del modelo basado en publicidad.
“Netflix tiene una parte de ingresos por publicidad, y al frenarse las horas de visualización, eso puede ser un síntoma de que esa línea de negocio pudiese estar quedando agotada”, señala Esteve.
El peso de unas expectativas infladas
En palabras del director de inversiones de Gesinter, “la realidad es que han sido buenos resultados, pero el precio ya incorporaba unas estimaciones elevadas”. Es decir, no basta con cumplir: hay que superar con creces.
Netflix confirma su solidez financiera, pero tropieza con el listón de las expectativas que ella misma ha contribuido a elevar. En mercados donde las valoraciones ya dan por hecho lo mejor, incluso un trimestre récord puede no ser suficiente. La plataforma seguirá bajo el foco de los analistas, que ahora miran más allá de los ingresos: al comportamiento de los usuarios, la salud del modelo publicitario y la capacidad de seguir sorprendiendo.