Los números no engañan: la afiliación a la Seguridad Social se desploma en 199.300 personas este mes de agosto, el peor dato desde 2019. El paro registrado suma 21.905 desempleados y se han destruido 15.000 autónomos (¡¡¡quince mil!!!) entre julio y agosto.
Pero tanto el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del PSOE (¿por qué la manía de la terminología zoológica?), como el de Trabajo de Sumar (el lado más malabarista del Gobierno y más gauche caviar et divine), se emperran en darnos optimismo. Dicen que “si desestacionalizamos” los datos, habría casi 30.000 ocupados más que en julio. Pero lo cierto es que en julio hubo un repunte del paro y concretamente en el sector servicios, que ya era mal presagio. Efectivamente, había señales: un mercado que está tirando mucho del piso turístico y descenso de turistas franceses y alemanes, pese al titular de “récord de visitantes y gasto de turistas” en España. Gasto turístico que crece pero por los precios más altos que nunca, inflados para tratar de paliar gastos, aunque se eche mano de menos personal para servicios, y con mucho autoconsumo por parte del turista (volvemos al piso “para guiris” y a los nuevos tipos de turismo, que además, revientan el mercado habitacional que tanta falta nos hace).
Aquí “contratamos más que nunca” pero sube la cifra de parados, y el Gobierno ni se inmuta. Es más, sigue diciendo que casi el 40% de contratos son indefinidos, datos que mejoran las cifras de… ¡2021! ¿Cómo no vamos a mejorar cifras si las comparamos con el año posterior a la pandemia? Cifras que se dan alegremente, cuando del sector que más tira, servicios, sólo 262.000 de 800.000 son contratos indefinidos, y sumando desempleados.
El paro de los menores de 25 años sube más del doble que los mayores: 2,12% contra 0,82%. Y esto, siendo verano, estación típica para que los estudiantes se pongan a trabajar. Vaya, que han convertido España en país todavía con menos oportunidades para la juventud que antes sí podía trabajar, al menos, en verano. Descorazonador.
Pero vamos, que sacar pecho de tanta contratación indefinida, es sacarlo de los fijos-discontinuos (que se incluyen en esta tipología de contrato), que luego consumirán los recursos del paro y seguirán sin figurar como tal aún estando inactivos, esto es, sin trabajar. Como estos datos no los da el Gobierno, calculamos que 860.000 trabajadores tienen este tipo de contrato; en resumen: precariedad mal camuflada que queda demostrada con otro dato del que no se arroja mucha luz, y es que menos del 16% de los contratos indefinidos son a jornada completa. El resto, parcial. Es decir: más contratos, claro, pero puestos de trabajo troceados. Pluriempleo para llegar a final de mes en números rojos igualmente.
Y así llegamos a los 600.000 españoles que dicen tener al menos dos trabajos (según la Encuesta de Población activa, EPA) pero que para la Seguridad Social ya superan los 800.000. Aún les parecerá un buen dato a los progres de cargo vitalicio en su partido que los españoles coleccionen empleos para poder pagar facturas o alquileres imposibles.
Que se dejen de gaitas: queremos transparencia y soluciones reales. Queremos apoyo a los autónomos; creación de empleo estable y no meramente temporal, parcial y estacional; reducción drástica del expolio fiscal al trabajador y al que crea trabajo; y el fin del fraude numérico con los pluriempleados y fijos-discontinuos, a los que hay que liberar de la precariedad.
Los trabajadores de España no tenemos que resignarnos a estar condenados a este Gobierno. Debemos señalar, debemos exigir, debemos vencer a los que nos quieren en condiciones paupérrimas, para que ellos nos den migajas a cambio de su status quo 2030. Acaba el verano, pero sigue la pelea.