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Una perspectiva del turismo sostenible como motor de crecimiento económico: un análisis según Marcos Cohen Simancas, Enrique Valero y Natalia Bayona

· El turismo sostenible se plantea hoy como una de las fuerzas más influyentes en la transformación mundial

Redacción | Domingo 21 de septiembre de 2025
Esta visión busca equilibrar la experiencia del viajero con la protección de los ecosistemas y el fortalecimiento de las comunidades receptoras, disminuyendo impactos adversos y potenciando beneficios colectivos. Con un valor de mercado que rebasa los 3 billones de dólaresa escala internacional, se presenta como un modelo con capacidad de crear empleo estable, estimular la innovación empresarial y garantizar una distribución más equitativa de la riqueza, todo ello mientras protege los recursos naturales y culturales que sustentan la actividad turística.

En esta línea, referentes como Enrique Valero (CEO de Abadía Retuerta y especialista en turismo sostenible), Marcos Cohen Simancas (socio gerente de Cumbre 8) y Natalia Bayona(directora ejecutiva de ONU Turismo) coinciden en que el futuro del sector dependerá de cómo la sostenibilidad se integre en la raíz de su progreso económico. Con amplia experiencia como observadores del fenómeno turístico, estas voces aportan una mirada complementaria que recalca la necesidad de que el turismo genere ingresos y, al mismo tiempo, promueva cohesión social, transformación territorial y preservación cultural, asegurando beneficios duraderos para las comunidades.

Cómo Marcos Cohen Simancas y Enrique Valero explican el paso del crecimiento económico a la transformación territorial

El turismo representó en 2024 cerca del 10 % del PIB mundial, equivalente a unos 10,9 billones de dólares, y generó 357 millones de empleos, es decir, uno de cada diez puestos en todo el planeta. Estas cifras muestran la magnitud del sector en la economía global, pero también destacan la urgencia de superar la lectura de indicadores macroeconómicos. Como señala el consultor estratégico Marcos Cohen Simancas, el auténtico valor del turismo sostenible no se mide solo en los resultados globales, sino en su capacidad de transformar territorioscon un propósito compartido.

Al mirar el caso de Canarias, un destino que cada año atrae a millones de visitantes nacionales e internacionales, se distingue un esfuerzo por desarrollar una estrategia turística que no se enfoca en aumentar el volumen de llegadas, sino en elevar la calidad de la experiencia. El propósito es atraer un turismo que aporte mayor valor al territorio, tanto en términos económicos como sociales, para que el sector incida directamente en el bienestar de la comunidad local.

Un ejemplo de esta orientación hacia un turismo de calidad es el plan de transformación del puerto de La Graciosa en un ecopuerto con control ambiental y eficiencia energética total, previsto para finales de 2026. Esta iniciativa combina sostenibilidad y tecnología en la gestión portuaria, equilibrando la actividad turística con la conservación del medio natural y el bienestar ciudadano en aspectos como desarrollo económico local, accesibilidad y calidad urbana. “Cuando el territorio tiene un propósito, la consultoría tiene sentido”, afirma Marcos Cohen en una entrevista para La Provincia, resaltando que los proyectos deben fomentar cohesión social y convertirse en instrumentos para la mejora de la vida local.

Este planteamiento se vincula con una visión de mayor alcance: un destino solo será competitivo a largo plazo si los habitantes perciben mejoras reales en su vida diaria. En este marco, el turismo sostenible deja de ser un simple sector de servicios y se convierte en una palanca de transformación económica y cultural, capaz de generar empleos estables, modernizar infraestructuras y dar protagonismo a las pequeñas empresas y productores de la región.

El mismo principio que guía estas acciones se aprecia también en la esfera empresarial. El especialista en turismo de calidad y sostenibilidad cultural y CEO de Abadía Retuerta, Enrique Valero, subraya en una entrevista a Cinco Días que el sector solo puede afianzarse con un compromiso verdadero con la cultura, la biodiversidad y el territorio. A su juicio, actuar con coherencia y dar espacio a proveedores locales fortalece la economía regional y eleva la percepción de valor de los visitantes. En este sentido, el turismo sostenible se concibe como un instrumento para impulsar el desarrollo compartido y proteger la identidad de los destinos.

Su mirada converge con la de Marcos Cohen y conduce a una conclusión compartida: la sostenibilidad turística no es una acción aislada. Se entiende como un modelo integral de progreso que enlaza economía, cultura y comunidad. Allí donde se impulsan proyectos con propósito, el turismo se convierte en generador de prosperidad, capaz de crear empleos cualificados y dinamizar sectores afines como la agricultura, la gastronomía o la artesanía. El crecimiento económico se alimenta de la diversidad local y devuelve a la sociedad un valor tangible, reforzando un ciclo virtuoso que trasciende lo estadístico y se percibe en la vida diaria.

Innovación y formación como fundamentos del futuro del sector, según Natalia Bayona

A esa perspectiva territorial y cultural se suman los elementos de la innovación y la educación. El uso de herramientas digitalesfacilita la gestión eficiente de los flujos de turistas, optimiza recursos y reduce impactos ambientales, al tiempo que genera nuevas oportunidades de profesionalización en comunidades y empresas. En este ámbito, la directora ejecutiva de ONU Turismo, Natalia Bayona, destaca en una entrevista en El País que “más del 80 % de las empresas turísticas no dispone de los conocimientos necesarios para implementar tecnología digital e inteligencia artificial”, lo cual demuestra la necesidad urgente de ubicar la innovación tecnológica y la formación profesional como pilares centrales del sector.

Esta carencia se acentúa en pequeñas y medianas empresas, que constituyen la mayoría del tejido turístico, y en destinos emergentes con menos acceso a recursos, lo que amplía la brecha competitiva entre regiones.

Por ello, la implementación de programas de formación se vuelve crucial para garantizar la resiliencia de los destinos y preparar a nuevas generaciones de profesionales. Iniciativas como la Tourism Online Academy del IE, que ya ha capacitado a decenas de miles de estudiantes en distintos continentes, ilustran cómo la educación puede traducirse en empleos y en modelos de negocio adaptados a un viajero más responsable y consciente. Además, potenciar las habilidades digitales en el turismo permite elevar la calidad del empleo, reduciendo la estacionalidad, impulsando puestos especializados y generando condiciones laborales más sólidas.

Colocar la formación y la innovación en el corazón del turismo sostenible asegura su rol como motor económico, a la vez que garantiza la capacidad del sector para anticipar los retos globales —incluidos los relacionados con el cambio climático— y consolidar su permanencia a largo plazo.

La evolución del turismo sostenible confirma que el sector ya no se limita a brindar experiencias de viaje, sino que asume un papel estratégico en el diseño del progreso global. Las visiones de expertos como Marcos Cohen, Enrique Valero y Natalia Bayona convergen en que el gran reto es armonizar beneficios globales con transformación local, integrando a comunidades, empresas y Administraciones en un mismo objetivo. Ese equilibrio entre territorio, cultura y tecnología será decisivo para la competitividad futura de los destinos, al tiempo que permitirá diversificar fuentes de riqueza, fortalecer las redes sociales y culturales y garantizar la adaptación frente a desafíos globales.