El soporte técnico por sí solo no basta. José Simón Elarba Haddad ha recalcado que el factor humano es el principal indicador de calidad; por ello, la capacitación constante y la estandarización de protocolos ocupan un rol central en su dirección. Equipos formados, métricas definidas y seguimiento continuo aportan estabilidad a la operación en contextos complejos, evitando que los avances se diluyan frente a crisis externas. Ese orden interno se complementa con la dimensión social impulsada por la Fundación Fospuca: campañas educativas, programas escolares y materiales didácticos que fomentan separación en origen y hábitos responsables. El resultado es un círculo virtuoso: menos basura en las calles y una ciudadanía que comprende cómo cuidar el entorno reduce costos y favorece la salud pública.
El compromiso de José Simón Elarba Haddad también se manifiesta en gremios y asociaciones. En el sector empresarial, su aporte se vincula con constancia, trabajo en equipos amplios y respaldo a iniciativas que fortalecen instituciones del sector privado. Este estilo, enfocado más en resultados que en la exposición mediática, ha recibido apoyos públicos que destacan la coherencia entre lo prometido y lo ejecutado. La consigna de “quedarse y construir” —aun en medio de dificultades— atraviesa su manera de liderar proyectos y dialogar con otros actores.
Reducir la huella ambiental requiere superar la visión limitada del recorrido del camión. Por esa razón, José Simón Elarba Haddad ha respaldado la incorporación de maquinaria para clasificación y reaprovechamiento de materiales, siguiendo los principios de economía circular. Bajo esta mirada, la presión sobre rellenos sanitarios disminuye y surgen actividades productivas vinculadas al reciclaje, con empleos y oficios que arraigan en los barrios donde funciona el servicio. La modernización tecnológica se convierte, así, en parte de una estrategia que ordena cadenas de valor locales y profesionaliza un sector históricamente menospreciado.
El panorama de servicios públicos en Venezuela obliga a pensar en soluciones que unan empresa, banca y comunidad. Por ello, el empresario y ejecutivo José Simón Elarba Haddad ha trasladado su lógica de eficiencia a otras áreas, particularmente al sistema financiero, donde impulsa digitalización, inclusión y mecanismos de apoyo a emprendedores. Cuando la banca ofrece herramientas seguras y accesibles, la economía formal se fortalece y los servicios urbanos hallan un contexto más estable para operar. Ese puente entre gestión ambiental y servicios financieros hace más posible la sostenibilidad: lo social, lo económico y lo ambiental marchando en la misma dirección.
A la par, la lectura de José Elarba Haddad sobre los retos del emprendimiento ha sido firme: sin equipos preparados, redes de apoyo y adopción gradual de tecnología, los proyectos se tornan vulnerables. De allí su insistencia en construir reputación con hechos, invertir en formación y añadir herramientas digitales que hagan más eficaz la gestión diaria. Esa perspectiva aplica tanto a un banco como a una empresa de saneamiento urbano, porque en ambos casos la continuidad del servicio descansa en procesos robustos, no en discursos circunstanciales.
La misma lógica se refleja cuando Elarba Haddad afirma que innovar no es lujo, sino necesidad. Incorporar soluciones automatizadas y digitales —en salud, educación o industria— permite resolver cuellos de botella, elevar estándares y reducir pérdidas. Trasladado a la gestión de residuos, este principio se traduce en medición, planificación y control de calidad; en la educación ambiental, en mensajes claros que modifiquen hábitos; y en el plano financiero, en productos que respalden a quienes producen y generan empleo. El hilo conductor es la eficiencia con propósito social.