Análisis y Opinión

La agenda estratégica de Alemania: reformar el futuro

ALEMANIA Y SU PROGRAMA DE REFORMA

Por Robert Schramm-Fuchs, gestor de carteras de renta variable europea

Redacción | Miércoles 01 de octubre de 2025

Oportuno y de actualidad. Los últimos meses nos han brindado la oportunidad de interactuar directamente con algunas figuras clave que conocen a fondo los cambios económicos y geopolíticos que se están produciendo en toda Europa. A principios de verano, tuvimos la suerte de compartir una cena y una conversación con dos expertos destacados en materia de defensa de la UE y el contexto de seguridad europeo en general, que se resume aquí: «De la cumbre a la estrategia». Más recientemente, realizamos un viaje de estudio a Berlín, donde nos reunimos con varios ministros del Gobierno federal, secretarios de Estado, asesores militares y dos exvicecancilleres alemanes. Estuvieron dispuestos a compartir su percepción de la transformación política que se está produciendo en el país y cómo esta se compara con presiones similares para el cambio dentro de la UE.



Invertir, reformar, consolidar: el cambio interno no es negociable.

Lo más sorprendente fue ver la clara constatación de que el cambio de política es una necesidad urgente, y que los próximos tres años se consideran cruciales. Nos llamó la atención la pasión y la motivación que tienen estos ministerios bajo el nuevo Gobierno, impulsando el «otoño de las reformas» del canciller Merz. Identificamos una clara intención de aumentar el potencial de crecimiento estructural de la economía alemana, centrándose en la reducción de la burocracia y la revisión de la forma en que se gestiona el Gobierno en el país. Incluso se habló de utilizar la inteligencia artificial para desregular y reducir los costes y los retrasos asociados al actual sistema, muy burocrático. Consideramos que se trata de una agenda muy ambiciosa.

Posiblemente, el nuevo estímulo más tangible fue el inminente lanzamiento de un «Fondo de Alemania» (Deutschlandfonds) de 100 000 millones de euros. Este fondo está destinado a la financiación estratégica de pequeñas y medianas empresas, con especial atención a las empresas emergentes innovadoras y tecnológicas, así como a la red de distribución eléctrica, fomentando las asociaciones con inversores.

También tuvimos información sobre los avances en torno al fondo especial para infraestructuras de 500 000 millones de euros, cuyos primeros tramos están previstos para octubre. Parece que se ha decidido deliberadamente concentrar los fondos al principio, ya que entre el 50 % y el 60 % de la asignación total del presupuesto federal se destinará a los próximos cuatro años (la asignación total se repartirá a lo largo de los próximos diez años). Inicialmente, se hará hincapié en el desarrollo y la mejora de la red ferroviaria, seguida de las carreteras.

Todavía está previsto un tramo inicial de 27 000 millones de euros para este año, lo que parece difícil de gastar en un plazo tan corto. Pero una posibilidad es que la asignación se utilice para cubrir cualquier déficit de gasto de Deutsche Bahn, la empresa ferroviaria nacional de propiedad estatal.

En materia de defensa

El firme compromiso de Alemania con el aumento del gasto en defensa siguió siendo evidente, ya que Merz y su equipo se mostraron decididos a alcanzar y mantener un objetivo de gasto del 3,5 % del PIB. Quizás esto no fue tan sorprendente, en el contexto de la política «America first» del presidente estadounidense Trump, que representa un alejamiento de la postura que el país ha mantenido hacia Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y de la creencia en Alemania de que el apoyo a Ucrania forma parte de una estrategia de defensa a largo plazo. Lo que resultó especialmente interesante fueron los resultados positivos de las simulaciones del Ministerio de Finanzas sobre la sostenibilidad de la deuda con el nivel actual de gasto en defensa.

El contexto de este debate era importante, en un momento en el que estamos viendo informes de cruces de drones desde Rusia a Rumanía, Lituania y ahora Polonia y Dinamarca, y la reciente interceptación de aviones rusos sobre Estonia. La percepción es que Rusia sigue desafiando a Europa en diferentes dimensiones de la guerra híbrida, poniendo a prueba sus fortalezas y debilidades, más que en términos de escalada o desescalada.

Un reto clave para Europa es cómo podrían reaccionar los Estados Unidos, o cualquier otro país de la OTAN reacio a intervenir, si se activara el artículo 5. Pero lo que parece claro en Alemania es la percepción de que el poder económico sin el respaldo del poder militar es un riesgo para la seguridad. El país parece decidido a reconstruir su infraestructura militar, en materia de defensa aérea, sistemas de armas de largo alcance, transporte, apoyo, producción y suministro de municiones, con debates sobre cómo el país puede integrar nuevas tecnologías como los drones y las defensas electromagnéticas.

Reforma de las pensiones y de los trabajadores

El canciller Merz ha destacado el estado del bienestar como un área de verdadera preocupación, argumentando que «ya no es económicamente sostenible con lo que producimos como economía nacional». Los municipios del país están sufriendo un rápido aumento de los gastos sociales, que durante años han lastrado la capacidad de destinar el gasto a mejoras locales, como la renovación de escuelas, hospitales, etc.

El Gobierno ha propuesto múltiples reformas para reforzar y «preparar para el futuro» su sistema de pensiones, pero existe cierta preocupación por que los cambios propuestos no sean tan ambiciosos como sería necesario, dados los problemas estructurales del envejecimiento de la población, el crecimiento moderado y el compromiso relativamente bajo con el ahorro para la jubilación. La contribución estatal necesaria para cubrir el déficit actual del sistema de pensiones, que asciende a aproximadamente 100 000 millones de euros, es una suma considerable, y se prevé que estas obligaciones sigan aumentando.

El Gobierno está creando una comisión para encontrar formas de incentivar a los trabajadores a participar en el sistema de pensiones, con propuestas de «inicio temprano» destinadas a fomentar más opciones de ahorro privado, junto con opciones de capital totalmente garantizado. El objetivo es llegar al 30-40 % de la población que no realiza ninguna contribución privada a sus pensiones.

Obstáculos en la UE

Aunque en general nos animaron los signos de progreso en el ámbito nacional de Alemania, nuestras esperanzas de recibir noticias positivas sobre grandes reformas en la UE sufrieron un revés. Las reacciones al borrador inicial de la reforma del mercado de titulización, algo que consideramos potencialmente significativo para la región: «¿Ha dado un paso adelante la Comisión Europea con la titulización de la UE?», fueron desalentadoras. Pero aún hay tiempo para que esto cambie. Desde la perspectiva de Alemania, Bruselas parecía ser un obstáculo para diversas reformas, y el acuerdo sobre el gran premio de una Unión de Ahorro e Inversión (SIU), un sistema financiero único de la UE diseñado para mejorar la eficiencia del mercado en el bloque, seguía siendo difícil de alcanzar.

Pero, aunque los cambios en la normativa de la UE no avanzan tan rápido como nos gustaría —no vemos mucha presión por parte de Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para impulsar un cambio estructural similar—, siguen avanzando en la dirección correcta. Y, aunque somos menos optimistas sobre las perspectivas de un alivio considerable del capital social de los bancos de la UE, deberíamos obtener más información sobre este tema en un próximo documento del Banco Central Europeo, que se publicará en diciembre.

En general, este viaje reforzó nuestra postura positiva sobre Alemania, donde vemos una transformación continua hacia un impulso fiscal más orientado al exterior, con medidas para abordar los obstáculos existentes (crecimiento, burocracia, inversión en tecnología y regulación financiera) y una inversión significativa para mejorar las infraestructuras y la defensa. Siguen existiendo retos a nivel de la UE, en particular para alcanzar un consenso sobre las reformas normativas y la integración financiera. No obstante, el enfoque proactivo de Alemania está sentando un precedente de liderazgo en la región, presentando nuevas oportunidades para los inversores y posicionando al país como un actor fundamental en la configuración del futuro de Europa.