Operaciones de alto coste y bajo retorno
Durante la etapa de Bartomeu, el FC Barcelona acometió fichajes de gran impacto, como los de Antoine Griezmann o Malcom, acompañados de comisiones que, según la acusación, resultaron excesivas y poco transparentes. Estas operaciones no solo inflaron el coste de adquisición de jugadores, sino que además no se tradujeron en un retorno deportivo o comercial acorde a la inversión. De este modo, gastos de gran magnitud se convirtieron en un lastre para las cuentas del club y redujeron su margen de maniobra.
Una estructura salarial desproporcionada
A ello se sumó una política salarial que situó al Barça en la cima del gasto mundial en remuneraciones deportivas. Esta estrategia buscaba retener talento y garantizar competitividad, pero generó una rigidez estructural que estalló con la llegada de la pandemia: al desplomarse los ingresos, el club quedó atrapado en compromisos salariales desorbitados e inasumibles a corto plazo. El desequilibrio entre ingresos y gastos se transformó en un problema crónico que aún persiste.
Endeudamiento como recurso recurrente
Para sostener esa dinámica, la directiva de Bartomeu recurrió de manera sistemática al endeudamiento. La financiación externa permitió mantener un modelo de gasto elevado, pero hipotecó ingresos futuros y redujo la flexibilidad financiera del club. Con el tiempo, la deuda acumulada se convirtió en un obstáculo mayúsculo: gran parte de los recursos actuales deben destinarse a refinanciaciones y amortizaciones, lo que limita severamente la capacidad de invertir en áreas estratégicas como la cantera, las infraestructuras o la expansión comercial.
Impacto en la marca y en la confianza externa
El FC Barcelona es mucho más que un club deportivo: es una marca global que depende de su prestigio y estabilidad para atraer patrocinadores e inversores. Las dudas sobre la transparencia de la gestión anterior y las investigaciones judiciales en curso han deteriorado esa percepción. La pérdida de confianza se traduce en condiciones más estrictas para acceder a crédito, negociaciones menos ventajosas con patrocinadores y un aumento del escrutinio externo. El coste reputacional, aunque intangible, ha tenido consecuencias financieras muy concretas.
Una herencia que condiciona el presente
La actual situación económica del Barça no puede entenderse sin el legado de la presidencia de Bartomeu. La combinación de fichajes inflados, salarios sobredimensionados, endeudamiento creciente y falta de transparencia desembocó en una fragilidad estructural que hoy limita al club. La denuncia de Laporta y la imputación judicial subrayan la magnitud del problema y refuerzan la necesidad de una gestión más prudente y sostenible.
El caso Bartomeu ejemplifica cómo decisiones empresariales de corto plazo, guiadas más por la urgencia que por la planificación, pueden comprometer el futuro de una institución deportiva de alcance global. El FC Barcelona encara ahora la factura de aquellos años: un club de enorme proyección internacional atrapado por tensiones financieras internas.