Economía

La industria europea: una necesaria estrategia común si queremos garantizar su prosperidad ante un escenario geopolítico global incierto

· Por Carlos Uriarte Sánchez, presidente de Paneuropa España, vicepresidente de la Sociedad Europea Coudenhove-Kalergi y profesor de derecho

Carlos Uriarte Sánchez | Sábado 04 de octubre de 2025
Me he animado a escribir una serie de reflexiones, cuando hace un par de semanas Mario Draghi se quejaba de que tan sólo se había implementado un 10% de las propuestas de su informe de 9 de septiembre de 2024 sobre “El futuro de la competitividad europea”. Hace unos días cuando se cumplía un año de su presentación el expresidente del Banco Central Europeo, pidió mayor ambición a la Unión Europea en su implementación y es que, de las 400 propuestas que hacía en el mismo tan sólo han sido implementadas un 11% de las mismas.

Recuerdo mi participación en Bucarest los días 31 de enero y 1 de febrero de 2025, donde asistí a la conferencia sobre dicho informe bajo el título: “En el corazón de Europa: el futuro de Europa tras el informe Draghi” en el que pronuncié una ponencia sobre cómo debe ser la política de la Unión Europea respecto a la industria de los semiconductores donde debemos de garantizar la autonomía estratégica en un ámbito tan sensible para nuestra seguridad y competitividad futura.

Esta semana, he podido escuchar a Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea en el Forum Europa organizado por Nueva Economía en el hotel Four Seasons de Madrid. En dicho encuentro, Séjourné hizo una magnífica reflexión ante el momento crucial de cambios geopolíticos en el que nos encontramos e llevó a cabo un llamamiento para que pensemos el nuevo modelo económico que queremos tener en Europa si queremos continuar siendo competitivos, relevantes y garantizar el modelo europeo que tenemos. Para ello, destacó como desde las instituciones europeas, los Estados miembros, el sector público y privado y desde la sociedad civil, debemos de consensuar un sistema que garantice la prosperidad en la Unión Europea.

En este sentido, señaló algunos elementos fundamentales que comparto ante el panorama que vivimos entre los que destacan:

El fin de la relación de confianza entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América. El acuerdo alcanzado entre la Comisión Europea y la administración del presidente Trump, no es perfecto, sin embargo, sirve de protección para las empresas de la UE. Acatamos el mandato negociador que se centra en evitar el no acuerdo y las consecuencias tan negativas que podría tener una escalada diplomática. Hemos conseguido que nuestros aranceles sean inferiores a los de otras partes del mundo. A pesar de todo esto, desde este momento, los europeos nos hemos dado cuenta de que ya sólo podemos contar con nosotros mismos.

La estrategia europea: diversificar con nuevos mercados y cerrar el mercado interior simplificando la regulación

Frente a esta nueva realidad, podemos señalar varias soluciones: una de carácter exterior, a saber, un modelo de apertura respecto a otros mercados como serían los de la India o Indonesia, entre otros; otra a nivel interno de la UE, esto es, cerrar el mercado único europeo. La estrategia se enfoca en diversificar los acuerdos con distintos mercados, e incluso, nuevos mercados. La estrategia de la UE es diversificar los mercados a nivel internacional, buscando alternativas ante las tensiones generadas con los EE. UU. y no sucumbir ante una alternativa como la que representa China si una estrategia clara. Por otro lado, respecto al nivel nacional es necesaria una reglamentación única y la simplificación de esta.

A nivel europeo debemos tener una aproximación sectorial en lugar de horizontal en lo relativo al mercado interior europeo, pero también llevar a cabo una reflexión sectorial sobre qué ámbitos queremos priorizar que contribuyan a salvar nuestra industria. Algunos sectores clave de este son las telecomunicaciones y los capitales. El punto central de esta nueva estrategia es crear nuevos mercados y cerrar el mercado único. Asimismo, es necesario un mayor control de los aranceles y de los productos que entran a Europa. Además, entrar en el mercado único mediante inversiones extranjeros debe promover la marca Made in Europe. Para ello, debemos determinar cuáles son los sectores estratégicos europeos y concentrarnos en ellos sin más dilación. Por ejemplo, el acero europeo no es competitivo puesto que cuesta su producción entre 600 y 700 euros la tonelada frente los 200 euros que cuesta el acero chino. No podemos ser dependientes del acero proveniente de China, puesto que, nuestra industria automovilística no puede verse sometida a comprar a un único mercado, pues nos resta autonomía estratégica. Así, es relevante crear demanda pública sobre un sector para poder salvar una parte de la industria europea, ya que los mercados se están cerrando y los competidores están poniendo condiciones para llevar a cabo inversiones en Europa. Estas inversiones deben de cumplir una serie de condiciones y contribuir siempre a las cadenas de valor y crear empleo. De igual forma, se deben respetar las normas europeas sobre el acero, la química y el automóvil. Debemos de ser capaces de exigir contraprestaciones importantes por estas inversiones y ser menos ingenuos respecto a los Estados Unidos y China.

En Europa, necesitamos ayudas en el sector público que contribuyan a un relanzamiento del sector privado y una cooperación público-privada más eficiente y coordinada.

La Unión Europea presenta un modelo alternativo a la lucha arancelaria prefiriendo implementar un sistema con condiciones a la inversión

En este sentido, son preferibles las condiciones de inversión que quiere plantear la Unión a los aranceles instaurados por Trump. La UE quiere lo mismo de los EE. UU., pero los europeos queremos plantearlo en términos de calidad de inversión y condicionar las mismas, es decir, pedir algo a cambio (transferencia de energía, joint ventures con empresas Europas…). Un ejemplo son las baterías chinas que realmente podrían llegar a producirse en España. Es más fácil obtener resultados positivos para la economía europea sin tensiones diplomáticas como la generada por las luchas arancelarias. Respecto al coche chino, hemos establecido aranceles más bajos del 35%, si junto a esto, exigimos que el 60% de los coches se produzca en Europa esto provocaría un aumento en el coste de alrededor un 40%. Esto tendría un efecto de compensación. Nuestra industria del automóvil no se vería perjudicada, nuestra dependencia estratégica sería menor y se generarían puestos de trabajo.

Un nuevo método de análisis e implementación sector por sector en lugar del horizontal

Los jefes de gobierno están unidos en el Consejo y comparten esta visión plenamente, pero el problema se encuentra después en lo que hacen en las administraciones. Por tanto, metodología, llevándose a cabo todos los planes sector por sector y no de manera horizontal. Por ejemplo, en el sector de las telecomunicaciones o el numérico.

La brújula para la competitividad europea busca detectar esos sectores estratégicos en los que deba de implementarse el fondo de competitividad que en el nuevo marco financiero plurianual que se está negociando se va a duplicar. En el sector industrial existen 14 fondos diferentes dependiendo del sector y del instrumento de implementación.

Otro problema detectado es la existencia de países o sectores especializados en un único fondo. Esto debe evitarse para ser más transparentes que garantice una igualdad de trato.

Por tanto, sería preciso llevar a cabo una serie de acciones conjuntas y coordinadas a nivel europeo:

1.- Simplificar regulación, programas y número de fondos que complican mucho el acceso a los mismos.

2.- Doblar el presupuesto del programa Horizonte Europa y tener una visión estratégica. Debemos de hacer una visión estratégica: necesitamos una política industrial europea si queremos competir en un entorno geopolítico complejo con países con subsidios y que ya cuentan con visiones estratégicas claras.

3.- Debemos simplificación la regulación. En los 6 primeros meses, la Comisión Europea ha propuesto 6 reglamentos ómnibus para simplificar la regulación (uno ya ha sido adoptado). Debemos de pensar si queremos un mercado fragmentado o contar con una independencia europea. Es preciso de crear una industria europea si queremos competir. Así, en el campo de la energía, debemos de hacer un ejercicio de simplificación, que haga posible nuestros objetivos. Es un área en el que en este momento debemos de ser flexibles y pragmáticos. Si ponemos a la batería china como ejemplo deberíamos de ser capaces de establecer condiciones de la inversión, es decir, crear la obligación a las empresas chinas de acuerdos con empresas europeas, así como exigir la exigencia de transferencia de tecnología. Debemos de hacer lo mismo que los chinos hace 20 años y hacerlo juntos, por ejemplo, con la tecnología nuclear francesa. Tenemos que avanzar sobre algunos principios y acuerdos de inversión a nivel europeo que generen empleos frente a las inversiones provenientes de EE. UU. y China, puesto que, el mercado europeo todavía se encuentra muy fragmentado.

4.- La seguridad debe de marcar también nuestra visión estratégica: decidir qué componentes de los vehículos eléctricos se producen en Europa para que los coches eléctricos no puedan apagarse desde Austin o desde Shenzhen. Con relación a los llamados minerales raros debemos de determinar cuáles son los necesarios y llevar a cabo compras colectivas que produzca un abaratamiento de los precios y evite una forma de chantaje. De esta forma, podremos mejorar la producción y calidad interna en la Unión Europea. Los europeos no podemos ser dependientes de ningún país en la actualidad, pues no sabemos cómo será el tablero geopolítico dentro de veinte años.

También fue recordado durante el desayuno y el foro, el informe “Mucho más que un mercado” de 17 de abril de 2024 elaborado por el ex primer ministro italiano, y actualmente, decano de la IE School of Politics, Economics and Global Affaires de la IE University, Enrico Letta, pues la consecución de un pleno mercado interior son uno de los objetivos más importantes si queremos alcanzar una verdadera soberanía industrial en la Unión Europea.

En resumen, es necesario homogeneizar y simplificar la regulación en el campo de la industria que facilite la inversión, la generación de empleo, la innovación, las cadenas de valor, avanzar sobre algunos principios y acuerdos de inversión a nivel europeo, tomar decisiones que garanticen nuestra seguridad estratégica y que evite el chantaje por parte de otras potencias si queremos ser realmente competitivos y continuar manteniendo nuestro modo de vida europeo.