Desde su casa en los Pirineos, donde vive tras haberse formado y trabajado en Madrid y haber sufrido su propio colapso laboral, el Dr. Carlos Cenalmor describe el burnout como “la enfermedad del ser humano desconectado”. Que el ser humano llegue a sufrir niveles tan altos de estrés sin poder pararlo tiene que ver con que vive desconectado de su cuerpo, de sus emociones y de sus límites. “Tu cuerpo avisa antes de romperse: el cansancio, la falta de concentración, los dolores físicos… pero hemos aprendido a ignorarlo. Vivimos como coches sin panel de mandos, sin saber a qué velocidad vamos ni si el motor está a punto de explotar”.
El psiquiatra insiste en que el burnout no es solo una crisis individual, sino un síntoma social. “Nos hemos creído que para ser valiosos tenemos que rendir siempre, y ese mandato nos destruye”, señala. “Estamos intentando funcionar como máquinas, pero nuestro cerebro no lo es. Necesita parar. Sin descanso no hay atención, sin atención no hay vida”.
Las estadísticas respaldan su alarma: las bajas laborales por problemas de salud mental en España se han disparado más del 80% en los últimos años. “Hemos confundido el esfuerzo con la salud, la autoexigencia con la responsabilidad. Y así, lo que empieza como motivación acaba siendo una trampa”, explica.
Los síntomas iniciales son traicioneros: cansancio constante, irritabilidad, pérdida de motivación y dificultad para concentrarse. Luego llega la desconexión emocional: “Te da igual todo, incluso lo que antes te apasionaba”, dice Cenalmor. “Y ahí es donde hay que actuar. No con más productividad ni más meditación, sino cambiando las reglas del juego: descansando, poniendo límites, recuperando el cuerpo y el sentido”.
Si te reconoces en estas palabras, el primer paso no es hacer más, sino parar. Aprender a escucharte cada día. Y para eso —dice el propio Cenalmor— no hace falta complicarse: “Solo necesitas un pequeño espacio diario para entenderte mejor, para bajar el ruido y reconectar contigo.” Él lo propone a través de su email diario antiestrés, un mensaje breve, gratuito y humano que llega cada mañana con una historia real, una reflexión o una idea práctica para ayudarte a vivir con más calma y sentido.
“En tres minutos al día puedes empezar a entender lo que te está pasando”, resume el psiquiatra.
Quizá la falta de concentración no sea pereza ni distracción, sino la forma en que el cerebro nos dice que ya no puede más. Escucharlo no es rendirse: es el primer paso para volver a vivir.