Las promociones del Black Friday no solo atraen a compradores, también a ciberdelincuentes. El uso de WhatsApp entre las personas mayores se ha generalizado en los últimos años y, con él, las estafas y suplantaciones de identidad. Según datos del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), los fraudes digitales dirigidos a mayores de 60 años crecieron un 23 % el último año, sobre todo mediante mensajes falsos que simulan ser de familiares, bancos o servicios de mensajería.
En este contexto, la compañía tecnológica Bleta, especializada en accesibilidad digital para personas mayores, advierte del riesgo de mantener las configuraciones por defecto en WhatsApp, una práctica muy común entre los usuarios de más edad. Aunque la aplicación ofrece diversas funciones de seguridad, muchas personas no saben cómo activarlas ni configurarlas correctamente.
Cinco pasos para un WhatsApp más seguro
Bleta recomienda revisar algunos ajustes básicos de privacidad que pueden aplicarse en menos de dos minutos y reducen notablemente la exposición a fraudes:
1. Limitar la foto de perfil a “Mis contactos”.
2. Desactivar la ubicación en tiempo real.
3. Silenciar llamadas y bloquear mensajes de desconocidos.
4. Revisar quién puede ver la “Última vez” y quién puede añadirte a grupos.
5. Desconfiar de enlaces o códigos QR recibidos por mensajería.
“El verdadero peligro está en no saber cómo funcionan estas opciones”, explica Gerard Pinar, director de operaciones de Bleta. “Aunque WhatsApp sea una aplicación segura, los estafadores aprovechan la inexperiencia digital para contactar con quienes desconocen estos mecanismos.”
Accesibilidad y ciberseguridad, un mismo reto
Bleta defiende que la alfabetización digital debe ir más allá del manejo técnico. “De nada sirve saber enviar notas de voz si se desconoce la letra pequeña. El acceso a la seguridad digital debe ser tan sencillo como manejar la aplicación”, concluye Pinar.
El trabajo de la compañía se centra en diseñar entornos comprensibles para las personas mayores, con interfaces intuitivas y procesos simples. La complejidad de los menús y funciones nuevas, recuerdan, amplía la brecha digital: muchos usuarios prefieren no modificar su privacidad por miedo a “estropear algo”.