Análisis y Opinión

Los inversores se retiran en una toma de beneficios tan clásica como previsible con la reapertura del Gobierno estadounidense financiada con más deuda

ANÁLISIS FORTUNA SFP

Por José Manuel Marín Cebrián, economista y fundador de Fortuna SFP

Redacción | Miércoles 19 de noviembre de 2025
A continuación, interesante reflexión del economista José Manuel Marín Cebrián de Fortuna SFP sobre la reciente corrección en los mercados que, según el experto, no obedece al pánico, sino a una toma de beneficios tan clásica como previsible. Con la reapertura del Gobierno estadounidense financiada con más deuda —un impulso directo al oro— y una Reserva Federal que ahora se inclina por mantener los tipos en diciembre, los inversores optan por retirarse antes de que regrese la volatilidad. Tras semanas operando a ciegas por falta de datos macro, el aluvión de nuevas cifras marcará el rumbo: si la economía aguanta, no habrá recortes; si flaquea, volverá la presión sobre Powell. El mercado vuelve a mostrar su esencia: un juego de suma cero en el que solo el más rápido evita la siguiente tormenta.

Comentario

Hay días en los que uno observa las pantallas y piensa: ‘el mercado ha recuperado cierta sensatez’… pero solo la necesaria para hacer caja y retirarse antes de que la volatilidad regrese. Porque lo que hemos presenciado en estas jornadas no responde al miedo, ni al pánico, ni a una tragedia griega. No: se trata de la clásica toma de beneficios descrita en los manuales, aquella que surge cuando los inversores constatan —una vez más— que la macroeconomía no atiende a narrativas, sino únicamente a realidades.

La reapertura de la Administración Pública estadounidense financiada con más deuda impulsa el oro

La Administración Pública estadounidense reabre sus puertas tras un nuevo acuerdo alcanzado de madrugada. ¿La solución? Incrementar aún más el endeudamiento. Cada dólar emitido sin respaldo no solo refleja una apuesta por el gasto público, sino que actúa también como un impulso silencioso para el oro: un activo que no distribuye dividendos, pero que tampoco genera déficit, no participa en las disputas entre demócratas y republicanos y, sobre todo, no promete lo que no puede cumplir. El resultado es claro: los inversores optan por tomar beneficios, conscientes de que, con más deuda sobre la mesa, el metal precioso tiene ahora un viento de cola evidente.

La FED y el misterio de diciembre sobre los tipos de interés

Powell venía semanas insinuando la posibilidad de un último recorte de tipos en diciembre: “quizá sí, quizá no… ya veremos, depende de los datos,…”. Sin embargo, ahora parece disponer de más informes que respaldan la decisión de mantenerlos sin cambios. Y esta perspectiva ha caído como un jarro de agua fría sobre un mercado que ya celebraba el supuesto ‘acuerdo histórico’ entre demócratas y republicanos para seguir gastando recursos de los que carecen. El resultado: una toma de beneficios. Cuando la fiesta empieza a perder ritmo, siempre hay quien se sirve la última copa y apaga la luz.

Los inversores ajenos a los datos recogen beneficios

Durante semanas hemos navegado en un mercado que avanzaba, literalmente, a ojo: sin datos de empleo, sin datos de inflación, sin indicadores ISM, sin nada. Era como conducir de noche en pleno desierto con las luces apagadas. Ahora, en cambio, los datos llegan de forma repentina y simultánea:

  • Si la economía estadounidense mantiene su fortaleza, la Reserva Federal tendrá motivos para sostener los tipos en su nivel actual.
  • Si, por el contrario, muestra signos de debilidad, regresará el conocido mantra: ‘Powell, rescátanos’.

Mientras tanto, los inversores optan por la estrategia más sensata cuando se aproxima una curva sin visibilidad: levantar el pie del acelerador y recoger beneficios.

En conclusión, más allá de titulares rimbombantes, lo que estamos presenciando es la esencia misma del mercado: un juego de suma cero en el que el inversor más perspicaz materializa beneficios en take profit justo antes de que el resto empiece a preguntarse qué está ocurriendo.

Y esto puede ser un indicio de varios factores:

  • un aumento adicional del endeudamiento en Estados Unidos,
  • una Reserva Federal decidida a no reavivar las expectativas del mercado,
  • y un aluvión de datos macroeconómicos que arrojarán luz —quizá demasiada— sobre lo que está por venir.

La calma que sigue a la tormenta suele ser únicamente la antesala de otra nueva. Así funciona Wall Street: nadie se retira de este juego sin cicatrices.