Análisis y Opinión

Démosle a Puigdemont la democracia radical que reclama

Carles Puigdemont fue presidente de la Generalitat de Cataluña y ahora es profundo de la Justicia de España.

· El artículo publicado por Carles Puigdemont el 23 de noviembre de este año en el periódico El País es sencillo y breve (695 palabras) pero contundente. Tiene como título “La única salida que tiene el socialismo español es la ruptura”

Enrique Sánchez Motos | Martes 25 de noviembre de 2025
Si algún socialista español no tenía claro lo que el gobierno de Pedro Sánchez está negociando y en lo que ha ido transigiendo, Puigdemont se lo dice muy claro. Recuerda al partido socialista que en los pactos que acordaron con él, tragaron muchas cosas con absoluta claridad. Y enumera y detalla cuatro elementos importantes de ese trago. Además, señala a su vez como los socialistas, inclusive el propio presidente actual de la Generalitat Salvador Illa, han modificado radicalmente su posición desde aquellos tiempos. Por tanto, no fue solo Sánchez el que dejó de ver el tema de la rebelión y el que dijo que nunca habría amnistía, sino que también muchos otros de sus colegas, hoy en el poder, le acompañaron.

Con visión clara, Puigdemont dice que España está hirviendo, que es lo que muchos también decimos, aunque otros muchos quieran mirar para otra parte. Pero lo más importante es que identifica que la causa de todo eso es la negativa a aceptar la democracia radical como metodología para la resolución de los conflictos”.

Es decir, Puigdemont, nacido en 1962, no reconoce que hubo elecciones generales abiertas a todos en 1977, que incluyeron al propio Partido Comunista. Igualmente, no reconoce que después de esas elecciones generales se inició un proceso para redactar la Constitución con la participación de todos los partidos, inclusive de los catalanistas. Tampoco reconoce que, en el referéndum de 6 de diciembre de 1978, hubo una alta participación de casi el 62% del censo electoral y una aplastante mayoría del 88,8% de votos a favor, frente a un 7,8% en contra. Pero todo esto no impide a Puigdemont el proponer que se haga tabula rasa de todo eso, que se considere que todo aquel proceso no fue democrático y que se empiece por reconocer el derecho de autodeterminación de los pueblos, aunque no alude a una posible autodeterminación del Valle de Aran o de Tabarnia.

Por todo ello es conveniente y necesario que se aplique a Puigdemont la democracia radical que reclama, Hay que decirle, o reiterarle, que el proceso para llegar a la Constitución de 1978 fue totalmente legítimo y que hoy nos regimos por esa Constitución. Y hay que añadir que el 1 de octubre de 2017, la Generalitat que él presidía, sin tener competencia para ello, realizó un referéndum ilegal y la subsiguiente declaración de independencia de Cataluña. Y hay que decirle, sin que nos tiemble la voz, que entonces se le aplicó el 155, uno de los artículos que la Constitución tiene para meter en vereda a quien la ataca. También conviene recordarle que Rajoy desperdició esa oportunidad de poner en orden las cosas. Pero que ese artículo y los restantes siguen vigentes para hacer cumplir la Constitución y que lamentablemente será imprescindible para lograr la convivencia democrática que postula la Constitución en su preámbulo.

Además, conviene decirle al Sr. Puigdemont, que visto el camino recorrido hasta ahora, que nos ha traído al borde del precipicio, habrá que dar marcha atrás en muchas concesiones buenistas, por ejemplo, en temas de unidad de España, respeto y presencia de sus símbolos, en el español como lengua común y propia de la Nación, y por tanto vehicular en la enseñanza. ¿Y todo ello por qué? Porque esas concesiones, en lugar de contribuir a reforzar la unidad y la solidaridad entre los españoles, han sido y son usadas en contra del espíritu de la Constitución, para llevar a España a la ruptura y a la sociedad española a la confrontación

El Estado de Derecho, y la Constitución forma parte de él, está para ser respetado. Aplíqueseme a Puigdemont con serenidad, pero con toda firmeza la democracia radical que reclama. Enfrentarse a Puigdemont, y a quienes piensan como él, no es más que aplicar la democracia que él no nos reconoce a los restantes ciudadanos de España.