Parece ser que nuestro ministro y sus colegas tener a un chivato en casa, no les gustó y entonces se gestó la purga. La cosa pintaba mal para el pobre C.T. de 67 años que no tiene intención de abandonar su puesto de trabajo. “Tengo 67 años y no quiero jubilarme. Me quieren forzar a hacerlo. Quieren quitarse de en medio a un testigo de lo que han hecho” declaraba.
La purga del soviet de cultura tuvo dos fases: El ostracismo socio laboral y hasta la retirada de su ordenador. Acoso laboral en toda regla por haberse chivado. Pero hete aquí que nuestro experimentado funcionario, también denuncia “corrupción y prevaricación” en las formas de pago de semejante desastre en el archivo, y la purga pasa a expediente disciplinario: tres años y un mes sin empleo y sueldo.
Pero claro, ni nuestro impetuoso ministro ni su camarilla del Instituto de Patrimonio Cultural de España no saben que en la administración nadie se chiva, sino que se denuncian irregularidades. Tampoco deben de tener putaidea que es la temible CSIF (Central Sindical Independiente de Funcionarios) y mucho menos que es Derecho de Indemnidad, es decir, la protección legal que impide que un trabajador sufra represalias por denunciar irregularidades.
Así, la Autoridad Independiente de Protección del Informante, ha certificado que el técnico reúne los requisitos para ser considerado informante protegido y que su testimonio merece protección frente a eventuales represalias.
El ministerio y su titular se la han tenido que envainar y eso duele y escuece, más que nada, porque además de que la purga le haya salido mal, el purgado ha denunciado a directivas del Instituto de Patrimonio Cultural de España por acoso laboral, cosa muy fea y mal vista entre el funcionariado, sobretodo si es para sacarse el muerto de encima.
Y otro día, que nuestro bolchevique de salón, explique a que colegas tiene en Elecnor Infraestructuras, Hydra Ingeniería y Urcotex, las empresas de la chapuza, para cobrar tan rápido y dejar aquello hecho unos zorros.
Y es que purgar, ya no es como en los tiempos del amigo Beria. Ahora te pueden laxar a ti.