Análisis y Opinión

Meloni y la desokupación: eso sí es gobernar

CARTA DEL PRESIDENTE

· Por Alfonso Merlos, Presidente del Grupo "El Mundo Financiero"

Alfonso Merlos | Domingo 07 de diciembre de 2025
El catálogo de destrozos provocados por la delincuencia auspiciada por los okupas en España es casi inagotable, inabarcable. Pero basta citar el insondable sufrimiento que producen con su robo establecido por la vía de los hechos a aquellas familias que han ahorrado para comprar una vivienda y que, en muchos casos, siguen pagando al banco mientras la tienen llena de delincuentes. Un sufrimiento que se agrava por la impotencia ante una solución, y una solución que no llega por existir unos culpables añadidos en este proceso de usurpación: no son otros que los politicastros que legislan en España para que los delincuentes que okupan viviendas lo hagan casi a placer, siendo por tanto cooperadores y colaboradores necesarios para la comisión de los referidos delitos.

La solución es bien sencilla y rápida, pero hay que querer. Y el problema es que los politicastros que padecemos en España y que cooperan y colaboran con los delincuentes que allanan viviendas no le llegan ni a la suela de los zapatos, a los tacones, a la primera ministra Meloni, que lleva meses demostrando lo que es gobernar, cómo se gobierna y qué hay que hacer, en definitiva, para que las personas honradas salgan adelante frente a la escoria que roba, deteriora y hasta destruye sus casas.

Esta segunda parte del año han hecho un efecto relámpago las medidas aprobadas en el parlamento italiano -un amplio decreto de seguridad- endureciendo radicalmente las sanciones contra la okupación. Se incluía en el código penal un nuevo delito: la “ocupación arbitraria de un inmueble destinado como domicilio ajeno” (artículo 634-bis), lo que puede llevar al okupa a ingresar hasta 7 años en una cárcel. Igualmente introducía un procedimiento de desalojo acelerado, con las autoridades actuando, como vienen haciéndolo, de manera inmediata, exprés, ante la usurpación.

Frente a nuestros politicastros, que siguen cooperando y colaborando para que (bajo la normativa española) los delincuentes actúen a placer, Meloni ha conseguido, entre otros, el desalojo de un edificio en Milán okupado durante 31 años, de más de 4.000 m², como un ejemplo preclaro de su éxito, un inmueble en el que -no es ocioso subrayarlo- se traficaba y se consumían drogas, eso sí, bajo la apariencia de un ‘centro cultural’.

España se ha convertido, principalmente bajo la férula de este gobierno socialcomunista que venimos padeciendo -en realidad una banda de aficionados- en un país en el que aun existiendo indicios claros de ilegalidad, no se actúa contra los malhechores, o se hace de manera extraordinariamente lenta o exasperantemente débil. Pero hay esperanza.

Ahí está Meloni, demostrando cómo se gobierna, mostrando qué es gobernar. Y no podrá decir el Partido Popular si en un futuro cercano llega a la Moncloa que no conoce el camino y los resultados. Un camino, por cierto, que no ha tenido voluntad de recorrer en el ámbito municipal y autonómico donde (más allá de las normas estatales) hay espacio, por supuesto, para asestar golpes severos a delincuentes y okupas. Y si no, que miren a García Albiol en Badalona.