Economía

Uso de plásticos biodegradables en la agricultura moderna y su impacto positivo

· El uso de materiales alternativos para reducir residuos en el campo se ha convertido en un tema central dentro de la actividad agrícola

Redacción | Viernes 19 de diciembre de 2025
Entre esas alternativas se encuentran los plásticos biodegradables, empleados en cultivos de distintas regiones para mejorar procesos y disminuir el impacto ambiental asociado a materiales tradicionales. Su incorporación se relaciona con la necesidad de optimizar recursos, facilitar tareas diarias y responder a prácticas más sostenibles sin alterar el rendimiento productivo.

En distintas explotaciones agrícolas, los agricultores han incrementado la demanda de polímeros orgánicos para actividades como el acolchado, la protección de cultivos, la cobertura del suelo y la gestión de malezas. Su funcionamiento se basa en materiales que se degradan de forma natural bajo condiciones específicas, evitando la acumulación de residuos. Esto ha generado interés tanto en pequeños productores como en empresas con superficies más amplias, que buscan reducir tiempos de trabajo y simplificar la limpieza posterior a cada campaña.

El uso de estos materiales presenta beneficios que se observan en varias etapas del proceso. Uno de los más destacados es la reducción del trabajo asociado a la retirada de plásticos convencionales. Al degradarse en el propio suelo, evitan la necesidad de recolectarlos, transportarlos y gestionarlos como residuos, lo que disminuye costos operativos y horas de labor. “Además, permiten controlar mejor la humedad del terreno, reducir la evaporación del agua y mantener temperaturas más estables, algo valorado especialmente en cultivos hortícolas”, agregan desde Valletek, empresa especializada en venta de insumos agrícolas sostenibles.

Otro beneficio importante es el control natural de malezas. Al cubrir el suelo, estos productos impiden el crecimiento de plantas no deseadas, reduciendo la necesidad de herbicidas. Los agricultores señalan que esta característica contribuye a una gestión más ordenada del cultivo y a un uso más eficiente de los recursos disponibles. En paralelo, al evitar el uso de láminas plásticas tradicionales, se disminuye la acumulación de fragmentos en el campo, un problema que preocupa desde hace años en zonas agrícolas intensivas.

Los tipos de plásticos biodegradables más empleados incluyen láminas elaboradas a partir de almidón, mezclas de materiales vegetales y polímeros que cumplen normas reconocidas. Su elección depende de factores como el clima, el tipo de cultivo, el ciclo productivo y la estructura del suelo. Los expertos recomiendan analizar cada caso para seleccionar la opción más adecuada, ya que la degradación puede variar según la temperatura, la humedad o la exposición al sol. Este análisis previo ayuda a optimizar el rendimiento y a evitar problemas durante la temporada.

También existe un interés creciente por parte de instituciones y organismos agrícolas para impulsar el uso de estos materiales. Informes recientes destacan que su incorporación puede contribuir a mejorar la calidad del suelo, reducir la contaminación y avanzar hacia prácticas más responsables. Esta tendencia se refleja en programas que buscan acompañar a productores en la transición hacia materiales compostables, mediante capacitaciones y guías técnicas para un uso correcto.

La importancia también se sostiene en la respuesta del mercado. Consumidores finales, cadenas de distribución y sectores exportadores valoran cada vez más el trabajo realizado bajo criterios ambientales. Para algunos productores, su adopción representa una oportunidad para diferenciarse y acceder a canales que privilegian prácticas sostenibles. Aunque la inversión inicial puede ser mayor que la de los plásticos tradicionales, los agricultores señalan que la reducción del trabajo posterior compensa parte del costo.

El avance de esta tecnología muestra que la agricultura puede adaptarse con rapidez a nuevas herramientas cuando éstas aportan beneficios concretos. Los productos biodegradables se han integrado a la dinámica de muchos cultivos sin modificar la estructura del trabajo diario y facilitando procesos que antes exigían más tiempo. Su crecimiento refleja una búsqueda compartida de soluciones que cuiden el suelo, reduzcan residuos y permitan producir de manera responsable. Esta evolución confirma que la incorporación de materiales sostenibles es posible y que continuará ganando presencia en los próximos años.