La cocina es el espacio doméstico donde pasamos más tiempo de nuestra vida, después de la cama de nuestro dormitorio. Es por ello que las últimas tendencias buscan reconciliar la funcionalidad con la comodidad, integrando estilos con los electrodomésticos más modernos que reúnen, cada vez, más tareas, y que condicionan en gran parte el espacio disponible. Antiguamente la cocina era un simple fogón integrado en muchas viviendas rurales en el propio “cuarto de estar”, donde solía haber una chimenea en la que se cocinaba todo el día, a la vez que calentaba las estancias más habitadas de la casa. De aquellos tiempos a las cocinas dispuestas en las viviendas actuales, piso o chalet, va un abismo, y hoy en día se busca que la cocina sea no solamente el lugar donde se cocina, sino un espacio donde se conservan los alimentos, y donde se realizan otras tareas domésticas, como el lavado y secado de la ropa, o la limpieza de nuestros utensilios de cocina.
Es por ello que lo que llamamos escuetamente “cocina” tiene un destino de usos mucho más amplio que escapa al simple concepto del fogón, por lo que todos los elementos deben estar cuidadosamente pensados y destinados a un uso que se parece mucho a los industriales pero que debe estar integrado en la vivienda manteniendo un estilo: iluminación dependiendo de las condiciones de la luz natural, extractor, disposición de los electrodomésticos, todo ello debe encajar más que como un puzle al que se busca encaje, como un sinfonía correctamente acompasada.
Debemos seguir unas
recomendaciones para reformar el espacio de una cocina, y hay dos cuestiones que no son tan “flotantes” como la iluminación o los electrodomésticos, que son, por un parte, el mobiliario que vamos a utilizar, y que pretendemos desde el principio que nos dure un tiempo extenso. El otro elemento condicionante en cuanto a estilo y diseño, son los azulejos, baldosas o acabado que utilicemos en suelo y paredes. También podríamos sumar a estos elementos el tratamiento del techo, pintado en un determinado tono, o acabado con algún material.
Los suelos son una parte importante sobre la que tomar la decisión, dado que su reemplazo y tratamiento no es tan sencillo como otros paramentos o techo de nuestra cocina, una vez ésta está instalada. Por ello hay que buscar materiales que envejezcan bien o sean resistentes al paso constante: si bien paredes o techos pueden sufrir poco, el suelo padece el trasiego de todos los habitantes de la casa varias veces al día, y siempre habrá un antes y un después tras la
reforma de nuestra cocina, que es uno de los espacios que mejor puede transformarse de una casa.
Los materiales que podemos utilizar son cada vez más extensos, y aplicables por los especialistas. Los más tradicionales son los azulejos, de resultado siempre muy agradecido y con formas, colores y diseños casi infinitos, o la piedra natural, mucho más cara y que luce como ninguna en nuestras cocinas.
Pero hoy en día se han incorporado otros materiales, procedentes casi todos ellos de los usos industriales. Es el caso del hormigón, muchas veces pulido o dotado de algún acabado especial o tintado. Es muy funcional, resistente y fácil de limpiar.
El que nuestra
cocina sea grande o pequeña no debe suponer un impedimento a nuestras intenciones de reformarla, más al contrario, cuanto más pequeña menos costosa será la reforma y más efectistas pueden ser los resultados.
Entre los materiales que se han incorporado más recientemente como tendencia se encuentran las maderas, el parquet y el suelo laminado. En países nórdicos, Centroeuropa o Reino Unido son muy habituales, y sus acabados son excelentes, concediendo un toque cálido, natural y acogedor a ésta habitación. Además la madera casa con cualquier estilo de mueble de cocina. Otra cuestión es el suelo laminado, una gran opción de estupendo resultado, sencillo de colocar y barato.
Los últimos materiales en llegar para los suelos de nuestra cocina son el linóleo y el vinilo. El linóleo es un material de procedencia natural, biodegradable y fácil de limpiar e instalar. Tuvo algunas aplicaciones en los años 50 y 60, aunque su uso decayó, siendo ahora felizmente rescatado por su concepto medioambiental. Por su parte, el vinilo, de tantas aplicaciones industriales, tiene también su posibilidad en el suelo, con acabados sorprendentes y modernos, que deben ser aplicados por expertos profesionales.