La sostenibilidad de la producción de los alimentos que conforman las dietas de los países ha cobrado enorme protagonismo en los últimos años. No en vano, la agricultura es el sector que más agua y suelo requiere, por lo que la alimentación de la humanidad constituye uno de los principales desafíos ambientales del mundo. El informe de la Fundación Botín titulado "Huella hídrica de la dieta mediterránea frente a la dieta americana" estudia, cuantifica y compara la huella hídrica total (entendida como apropiación directa o indirecta de recursos de agua dulce) de los productos de una dieta considerada saludable con los de otra más proteica, como es el caso de la americana.
Alejandro Blas, Alberto Garrido y Maite M. Aldaya, son los responsables de esta investigación que ha analizado más de un centenar de alimentos diferentes, revelando que, de ellos, el aceite de oliva es el producto que más aporta a la huella hídrica total de la dieta mediterránea (casi un 21%),mientras en la dieta americana es la carne de ternera (14%) la que más consumo hídrico representa.
Como dato curioso, este estudio también constata que el almuerzo es la comida del día que más huella hídrica produce de la dieta mediterránea, con casi un 50% del total, mientras que en la dieta americana es la cena, con un 40%; asimismo, en la dieta americana la huella hídrica del desayuno es mayor que en la mediterránea.
Esta investigación pretende sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de los hábitos alimenticios para contribuir a un cambio de actitud que permita reducir el desperdicio alimentario. Del mismo modo, buscaaligerar la presión que factores como el crecimiento demográfico, la migración del campo a las ciudades o la mayor demanda de seguridad alimentaria están ejerciendo sobre los diferentes recursos hídricos.
El Estudio, enmarcado dentro de los análisis elaborados por el Observatorio del Agua de la Fundación Botín sobre temas vinculados a la gobernanza y gestión integral de los recursoshídricos, representa un primer paso para la medición de la sostenibilidad del uso del agua dulce en la alimentación, algo realmente importante si tenemos en cuenta que tendencias y patrones de consumo constituyen uno de los elementos clave para mejorar la sostenibilidad de la producción de alimentos, pues hay evidencia claras de que la agricultura, e indirectamente los consumidores, son parcialmente responsable de la pérdida de la biodiversidad, la degradación de los recursos naturales o el cambio climático. Por tanto, uno de los principales retos de este siglo será lograr que las personas practiquen dietas más saludables y sostenibles, que permitan satisfacer las demandas de una población mundial creciente sin seguir perjudicando los ecosistemas naturales.
Así, y como concluye este trabajo, la semana de verano de la dieta mediterránea recomendada es la que menor huella hídrica total representa (35,58 m3/persona) de las cuatro sometidas a estudio, seguida de la semana de invierno de la misma dieta (37,49 m3/persona). En la dieta americana ambas semanas están casi al mismo nivel, con alrededor de 39,3 m3/persona, lo que significa que hay una diferencia de 5,62 m3 más de huella hídrica por persona en la dieta americana que en la mediterránea.
Datos como estos justifican que la dieta mediterránea sea reconocida en muchos países como un activo clave para mejorar la salud de la población y favorecer una alimentación más acorde a los productos de proximidad, tradicionales y estacionales. Además, está reconocida por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad y ha sido seleccionada por la FAO como el primer estudio de caso para desarrollar un enfoque metodológico con vistas a poder evaluar la sostenibilidad de las dietas en diferentes zonas agroecológicas.
Metodología del estudio
El informe "Huella hídrica de la dieta mediterránea frente a la dieta americana" parte de identificar menús típicos para una semana de invierno y otra de verano que sean representativos de la dieta mediterránea y la recomendada por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Así, los investigadores han identificado todos los ingredientes y las cantidades exactas que se emplean de cada uno en la elaboración de cada plato. Finalmente, han calculado la huella hídrica total de las dietas sumando los datos procedentes de la huella hídrica verde (agua de lluvia consumida por las plantas o especies cultivadas en régimen de secano), la huella hídrica azul (volumen de agua superficial y subterránea consumida en la producción de un bien) y la huella hídrica gris (volumen de agua dulce necesario para asimilar la carga de contaminantes y permitir que los productos alcancen los estándares de calidad establecidos en la normativa ambiental). De este modo, además de contrastar objetivamente las dos dietas recomendadas, el estudio permite identificar los productos que mayor agua requieren para cada una de ellas.
Principales conclusiones
La dieta mediterránea tiene una menor huella hídrica que la dieta americana, utilizando 5.620 litros de agua por persona menos (2,81m3 menos por persona y semana, o 401l por persona y día menos), lo que equivale a la capacidad de unas 22 bañeras convencionales.