ALTERNATIVA EN EL CRÉDITO PRIVADO
Redacción | Martes 21 de octubre de 2014
Según informaciones sumistradas por la entidad Clifford Auckland, los flujos de crédito bancario han descendido a mínimos, datos que coinciden con los facilitados por las entidades financieras y que confirman que mientras familias y empresas han buscado sin éxito dinero en las entidades financieras para reflotar sus economías y para subsistir, el crédito privado ha multiplicado sus esfuerzos por llegar a esas personas manteniendo abiertas sus propuestas de crédito como única alternativa a las situaciones más graves.
Se cumplen las previsiones apuntadas a comienzos del año por los principales sectores del crédito privado. Los préstamos e hipotecas bancarios finalizaran el 2011 sin llegar a las familias y a las empresas españolas. A pesar del esfuerzo del sector privado de hipotecas urgentes y préstamos, que sí ha sido capaz de responder eficazmente a la demanda de dinero, los créditos bancarios siguen sin llegar y las posibilidades de cambio a corto plazo son escasas.
El crédito a hogares y empresas se ha desplomado a lo largo del 2011. Los últimos datos reflejan un acusado descenso en los préstamos bancarios que ha llegado a superar el 40% en los diez primeros meses del año. En ese periodo la concesión de hipotecas ha caído un 44% y los créditos para el consumo cerca de un 32%. A lo largo del año las entidades financieras prestaron a las familias españolas cinco veces menos dinero que en el 2006.
En contraprestación el crédito privado ha continuado su escalada de crecimiento. El sector ha sabido adaptarse al momento económico y a las necesidades del mercado, de los hogares y de las empresas, para mantener abiertas todas sus posibilidades de gestión a la hora de conseguir hipotecas. Sus condiciones se han mantenido – DNI y Escrituras- y se han flexibilizado las condiciones y mejorado notablemente las facilidades de amortización. Para muchas familias y empresas la propuesta del sector privado ha supuesto la única vía para obtener dinero y evitar daños mayores producidos por la falta de liquidez, que obliga a malvender o caer en un desahucio por impago. En la mayoría de los casos ha supuesto un remedio temporal y un desahogo para poder continuar adelante a la espera de tiempos mejores.