SE ABREN NUEVAS OPORTUNIDADES PARA ESPAÑA
· La OSCE ha establecido una misión de observación electoral encabezada por el embajador Johann Peter Traugott Tayler y compuesta por 15 expertos radicados en Taskent, 20 observadores de larga duración y 250 observadores de corta duración
Redacción | Miércoles 30 de noviembre de 2016
El año 2016 marca un antes y un después en la Historia de Uzbekistán. Apenas un día después de que este país celebrara sus 25 años de independencia (1 de septiembre de 1991), moría Islam Karimov, la persona que había dirigido los destinos de su país desde junio de 1989 y que fue el responsable de guiar en sus primeros pasos a la nación más importante de Asia Central en términos sociales y culturales. El mes de diciembre de 2016 es histórico para Uzbekistán. El fallecimiento del Primer Presidente del país Islam Karimov el dia 2 de Septiembre ha hecho que se adelanten las elecciones presidenciales al 4 de diciembre de este año, lo que supone todo un hito, un reto y un acontecimiento histórico.
Se podrá decir que todas las elecciones lo son, pero este caso es especial pues es la primera vez que se celebra una cita tan importante sin quien había velado por mantener un Uzbekistán fuertemente unido y cohesionado, puesto en la senda del crecimiento económico. Pasados unos días tras las Elecciones, el pueblo de Uzbekistán celebrará otra fecha memorable, el 24º Aniversario de la Constitución, que fundamentó las bases para la construcción de un nuevo estado democrático en esa tierra, rica en historia y cultura, situada en el corazón de Asia.
Elecciones de un nuevo Presidente
El día de hoy Uzbekistán abre una nueva página en su historia. Siempre que un gran líder, como fue I. Karimov, primer Presidente de la República de Uzbekistán, deja su puesto, se abre una serie de interrogantes sobre el futuro. ¿Quién será elegido en su lugar? ¿Qué capacidades tiene el nuevo líder político? ¿Será capaz de afrontar con éxito los nuevos retos? Lo hemos visto en los últimos años en distintos puntos del planeta. Hace casi cuatro años el Papa Benedicto XVI renunciaba a su cargo y dejaba paso a Francisco, el primer Papa americano y de la Compañía de Jesús. Hace más de dos años, el rey Juan Carlos I dejaba paso a su hijo Felipe VI. En estos meses, Obama dejará de ser Presidente de los EE.UU. y le pasará el relevo a Donald Trump. La incertidumbre es algo lógico en estos casos. No obstante, no hay que olvidar que estos traspasos de poderes ya están contemplados en las distintas legislaciones y nada queda al azar. En el caso uzbeko, la Constitución garantiza que este relevo se realice con total normalidad. Y aunque el candidato favorito es el actual Presidente interino y Primer ministro, Shavkat Mirziyoyev, las espadas están en alto y todo puede pasar; la cuenta atrás ha comenzado y no queda más que decir con los latinos “Alea iacta est!”.
Nadie sabe con total seguridad qué hará el futuro Presidente de Uzbekistán, pero no parece muy descabellado afirmar que seguirá los pasos marcados por su predecesor en lo que se refiere a los principios rectores de su modelo de desarrollo: la economía primero (antes que las ideologías políticas), protagonismo del Estado en las reformas, respaldo del estado de Derecho, fuerte política social y reformas graduales y evolucionarias. En este sentido, el documento impulsado por Karimov en noviembre de 2010, “Concepto para una ulterior profundización de las reformas democráticas y formación de la sociedad civil”, es el marco en el que se han realizado algunos cambios que han adaptado el país a algunas de las exigencias que se le han planteado desde organizaciones internacionales, como la OSCE, para afianzar su paso del sistema de partido único de la época soviética a un sistema pluripartidista con pluralidad en los medios de comunicación. El Sr. Mirziev, favorito en la carrera presidencial, también proclama, como uno de los elementos centrales de su programa electoral, la realización del principio “De un estado fuerte a una sociedad fuerte”, junto con las reformas de gestión estatal y la potenciación de la economía.
En efecto, en las democracias actuales, parece que se hace necesario un equilibrio entre las llamadas cuatro “P”: Parlamento, Pueblo, Presidente y Primer Ministro. Así, al hilo del “Concepto” de 2010 referido anteriormente, se aprobaron una serie de enmiendas a la Constitución de Uzbekistán (arts. 78, 80, 93, 96 y 98) que le restó poder al presidente parta dárselo al Senado, mientras que los poderes del primer Ministro fueron reforzados. No obstante, no hay que olvidar que en estos momentos de interinidad es la Comisión Electoral Central quien juega un papel central, pues es la encargada de velar con neutralidad por el buen desarrollo de un proceso que determinará quién será el próximo Jefe de Estado, y todas las miradas estarán puestas en este órgano. Éste debe garantizar la igualdad de oportunidades de todos los candidatos para exponer sus respetivos programas y apelar al público en general para que les voten, además de evitar todo intento de fraude y de asegurar la limpieza del proceso electoral en cuestión. Como se ve, un duro trabajo.
Además de dicha comisión, la OSCE ha establecido una misión de observación electoral encabezada por el embajador Johann Peter Traugott Tayler y compuesta por 15 expertos radicados en Taskent, 20 observadores de larga duración repartidos por distintas zonas del país y por 250 observadores de corta duración; un total de casi 300 observadores internacionales provenientes de 21 países distintos. De forma especial hay que destacar que, por primera vez en la historia de Uzbekistán, la OSCE envía a este país una misión numerosa de observación electoral. En esta ocasión, los observadores electorales (nacionales o internacionales) deberán velar por que los cuatro partidos que han presentado candidatos (Partido Demócrata Liberal de Uzbekistán, UzLiDep; Partido “Renacimiento Nacional”; Partido Social Demócrata “Justicia”; y Partido Democrático Popular de Uzbekistán) puedan desarrollar con normalidad, sin obstáculos ni incidentes graves su campaña electoral.
La Constitución como garante de estabilidad y modernización
Inmediatamente después de elegir al nuevo líder, el día 8 de diciembre, los uzbekos celebrarán el Día de la Constitución, fiesta que tiene un gran significado simbólico para este Estado joven. La Constitución de Uzbekistán es un fundamento legal de suma importancia sobre cuya base se creó y sigue cimentándose el nuevo Estado, que pretende crear un estado de derecho y una sociedad civil fuerte. Para el pueblo uzbeko el 24º Aniversario de la Constitución es el símbolo de su independencia, estabilidad política y económica, modernización constante, integración exitosa en la comunidad mundial y esperanza de un gran futuro. Hay que resaltar de forma especial que la Constitución de Uzbekistán proclama el carácter laico del Estado, donde todas las religiones y confesiones son iguales en derechos. Esa es la razón por la cual en este país, donde conviven más de 100 etnias diferentes y 16 confesiones religiosas, sigue reinando la paz y la tolerancia. El valor de esta paz y concordia interconfesional se hace evidente en estos tiempos intranquilos, cuando la intolerancia religiosa y el nacionalismo radical se convierten en la causa de enfrentamientos y conflictos entre diferentes culturas.
Oportunidades para España
En 1992, España fue uno de los primeros países en reconocer la independencia de Uzbekistán. Esto debería haberle dado cierta ventaja con respecto a otros socios europeos, pero la verdad es que España perdió ese tren, fuera por dejadez o negligencia o bien porque no se daban las condicione objetivas para que desde España se impulsaran esas relaciones. A día de hoy, el Embajador de Espana ante Uzbekistán reside en Moscú; parece obvio que las relaciones entre ambos países recibirían un fuerte impulso si existiera un Embajador residente en los respectivos países, eso sin desdeñar ni minusvalorar el trabajo que actualmente se viene realizando. La salida de la crisis económica y la aparición de un nuevo Presidente uzbeko (y un nuevo Gobierno en España) puede ser el momento idóneo para que las empresas españolas se lancen a invertir en Uzbekistán o para que se estrechen los lazos de cooperación entre universidades y otros sectores de la sociedad civil que pueden ayudar a impulsar el desarrollo económico, social y cultural de ambos países.
En el aspecto político, Uzbekistán miró a España en los años ’90 con gran interés para emular su modelo de transición a la democracia. Casi 40 años después de aquella transición, los españoles hemos aprendido a valorar lo que aquellos políticos fueron capaces de conseguir en aquel ambiente, calibrar sus fallos y celebrar sus aciertos. Cuatro décadas más tarde, España parece estar preparada a someterse a una puesta a punto. Nos hemos dado cuenta de que no se trata de ir por medio mundo con aires de superioridad sino que, con humildad, ofrecer lo que puede haber de bueno en nuestro modelo de convivencia. Esta labor no debe hacerse sólo a través de las respectivas embajadas; habría que impulsar las visitas bilaterales, mutuas y reciprocas entre parlamentarios de ambos países; y también la cooperación entre universidades.
No se puede olvidar que la posición geográfica de Uzbekistán es estratégica y permitiría a España fortalecer su presencia en Asia Central, a las puertas de China, de Rusia y de Asia Meridional. Como se puede apreciar fácilmente en un mapa, aunque es uno de los países más encajonados del planeta, lejos de mar abierto, está situado en el corazón de una región geopolíticamente capital para el mundo del s. XXI.