Los Kircher compraban terrenos por cincuenta mil dólares para luego venderlos por dos millones y medio... En los años que ser turnaron la presidencia argentina se dedicaron, por supuesto con cientos de cómplices, a enriquecerse hasta llegar a ser una de las fortunas mayores de toda América latina.
Cristina se paseaba por el mundo con el uniforme bolivariano, chavista, cuando en realidad era una ladrona a la que le importaba un comino que la población de Argentina sufriera una inflación superior al 25 por ciento anual. Cada mil millones robados empobrecía a un país cuya población aplaudía sus pintorescas apariciones populistas a lo Evita, la mujer de Perón.
La justicia, por fin, parece que no va a dejar que esta ladrona y sus amantes, porque esa es otra historia de la asalta cunas, disfruten en libertad todo el daño que han hecho al país más rico de América, pero que gracias a la corrupción su población sufre desde que políticos como los Kirchner saquean las arcas públicas con total inmunidad.