Goirigolzarri empezó con un ‘querido Luis’. Agradecido por: Representar el compromiso del Gobierno de no haber interferencias (en el funcionamiento de Bankia). Y por la ayuda permanente durante 15 años. (¿?) la cifra, 15 años, parece un error, porque Goirigolzarri lleva en Bankia 5 años y es extraño que, de existir, hubiera ayudas anteriores que recuerde ahora.
Siguió, contando la historia de Bankia, moviéndose por una especie de ‘filo aguzado’ entre verdades y hechos por un lado, y opiniones cuestionables por otro: Menos plantilla, cerrar 1.000 oficinas, desinvertir activos. Hoy la economía crece...
Después, advirtió que en su intervención habría dos partes: Reflexiones sobre el pasado. Y Futuro.
La 1ª parte la dedicó a los 4 pilares sobre los que basó la acción del equipo directivo que dirige:
I.- Cambio en el Consejo.- 11 miembros, con 8 independientes, que asumieron ‘riesgo reputacional’. Sustitución de 800 consejeros externos y formación de un Gobierno Corporativo que ha sido clave.
II.- Valores apoyados por el Gobierno Corporativo.- Comunicación para dar mensajes desde la entidad: Ningún objetivo debe alterar valores. Marcar línea de diferencia entre pasado y futuro. Reconocer errores. Advertir que en 2012, sin comunicación, las Cajas de Ahorro previas a Bankia estaban sometidas a presión mediática. Y la anécdota: No hace mucho, al ir a las oficinas centrales en taxi, se cambiaba el nombre del destino que se daba al taxista. En vez de Bankia, se pedía ir al Intercambiador de Autobuses de la Plaza de Castilla que está enfrente.
III.- Realismo y transparencia. Hacer una entidad rentable con urgencia, porque ‘los hechos legitiman’ y era necesario aumentar la autoestima.
IV.- Mejorar la relación con Clientes, de reactiva a proactiva. “En 2015, sabíamos que íbamos a cumplir y conseguir ser los más solventes. Entonces decidimos escuchar a los clientes” (¿de 2012 a 2015 sin oírlos?). 100.000 entrevistas y análisis. En 2016, se conocía la satisfacción de los clientes.
Como 2ª parte, el futuro. Con una rentabilidad en negativo, regulación creciente, y nuevos jugadores. Aunque, dijo, “prefiero estos retos a los de 2012... Acabamos una etapa de reestructuración y empezamos otra de crecimiento en términos de solvencia”. Como objetivos, seguir mejorando la reputación y aumentar el nivel de satisfacción de los clientes, usando 3 motores de crecimiento:
1.- Aprovechar que con más clientes se puede aumentar la cuota de mercado porque, ahora sí, “sabemos que sabemos hacerlo” (¿antes no?)
2.- Competir. “Nos pusieron ataduras..., pero a partir de ahora estamos en situación de competir... se acaba la limitación”. Alude, opaco, a las condiciones impuestas a Bankia derivadas de: El memorándum de entendimiento con Europa (ME), - que el Gobierno español propuso ‘Sobre Condiciones de Política Sectorial Financiera’, distribuido en 8 Apartados y 2 Anexos -. Y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Ambos han privado a Bankia de actividad en las dos ocupaciones más rentables de la banca, Participación en actividades de la Industria e Intervención en el Mercado de Valores y Capitales; y han obligado a reducir su actividad a la Banca Comercial propiamente dicha, minorista y generalmente menos rentable. Pero, también opaco, no explicó cómo se han suprimido las ataduras, en virtud de qué modificaciones de acuerdos con la UE, si los ha habido; ni, lo más importante, qué perspectivas se abren (Bankia independiente, fusionada, absorbida o absorbiendo) para el futuro; y las consecuencias para la entidad, clientes, y él mismo.
3.- Crecimiento no orgánico. Que sólo esbozó
Como importante, citó la velocidad que los ‘motores’ que hay en Bankia van a imprimir en la dinámica futura. Y, sin aventurar resultados, se mostró optimista: Dependerá de la habilidad con las nuevas tecnologías y las personas.
Como final, la ‘clave del futuro’: Las personas, empleados y clientes. Transformación de espíritu tras el abismo. Y orgullo de pertenecer a Bankia.
En el turno de preguntas, hubo una que pudo aprovechar para aclarar opacidades: “En 2012, cuando diseñaron el Plan de Reestructuración 2012-2017, usted se comprometió a estar en Bankia 5 años. Ese periodo ha pasado. Hoy se esperaba un compromiso suyo de continuidad. ¿Lo hay?, ¿Hasta cuándo?, ¿Con el mismo equipo?, ¿Hay un sucesor previsto por si usted se va?”
Pero en la respuesta no hubo precisión: “¿Mi futuro?. Estoy muy comprometido. Hasta que los accionistas y el Consejo quieran”
Cabría advertir que la mayoría de las acciones de Bankia pertenecen al estado y que el Consejo depende de esa mayoría, por la cualidad propia del grupo BFA-Bankia a instancias del Fondo de Reorganización Ordenada Bancaria (FROB), y que, por ello, la voluntad de los accionistas es la del poder ejecutivo del Estado, es decir, el Gobierno.
Ya fuera del salón, en camino hacia la calle y aprovechando la ocasión, el ministro de Guindos precisó que la Privatización de Bankia se hará... Pero cuando convenga.
No hubo más. Sin embargo, en coherencia con lo dicho, quedan dos interrogantes. Uno, personal sobre Goirigolzarri, que admite formulaciones varias ¿Se está preparando la privatización de Bankia, fusionada, absorbida o absorbiendo, para que Goirigolzarri siga al frente de un proyecto con el que dice estar muy comprometido? ¿Tiene algo que ver con ello la realidad del BBVA, del que proviene, y la jubilación esperada y anunciada de Francisco González? ¿Está en relación con el supuesto encono Rajoy-Aznar y la relación de ambos con la cúpula del BBVA?. Y otro, más amplio, sobre la existencia de una banca pública en la actualidad política y económica nacional, de acuerdo con los principios formulados en la UE y en competencia con el sector.
Sin aclarar los anteriores, tras lo oído, desaparece el embalsamador de Bankia, que se temió tras la sustitución de Rato, para dar paso a una figura que se impone con vistas al futuro: Goirigolzarri, salvador o maquillador de Bankia.