En esta situación, para ver qué está ocurriendo y se oculta, cabe repasar las Bases que deberían servir para llegar al acuerdo que podría estar intentándose. Hecho esto, aparecen algunas características que justifican la demora. Y es que en ellas, entre definiciones categóricas que tiene origen y motivo, se han colado algunas ambigüedades que en su tiempo sirvieron como parche para llegar a la puesta en escena salvando lo que aparece como un enfrentamiento de intereses no resuelto. Ejemplos :“La modificación del plan general articulará elementos estructurantes del conjunto de ámbitos...” (Base 4). “Será necesario que el resultado final alcance un adecuado equilibrio entre usos urbanísticos, volumen de edificabilidades, cargas y viabilidad de los ámbitos para todas las partes intervinientes” (Base 7). “Se articularán los sistemas y modelos de transporte adecuados para garantizar una movilidad sostenible en relación a los usos y edificabilidades previstos” (Base 8). “Para la ordenación al sur de Calle 30 será determinante y necesaria la definición de las características de la Estación de Chamartín y su adecuado encaje en el tejido urbano a planificar (Base 11). Y un largo etcétera que incluye la remisión a proyectos ajenos hechos o por hacer, la valoración supeditada a condiciones, la atribución de cargas urbanísticas a DCN (en relación con el cubrimiento de vías) sometidas al sistema general ferroviario y a la funcionalidad de usos urbanísticos que soporte (¿?)...
Pero, con ser mucho, lo anterior no es el motivo principal de la parálisis. Al fin y al cabo, todo puede valorarse y a la hora de acordar puede bastar con la voluntad de quien tiene que decidir.
Además de los problemas debidos a indefiniciones y a la conciliación de intereses, hay dos dificultades mayores que nos confirman, en este caso desde cuatro fuentes próximas a los que negocian y con argumentos parecidos (vuelve a ser imprescindible el eufemismo): Una, de carácter político, debida al choque interno en Ahora Madrid. Y otra, de tipo legal, vinculada a la responsabilidad de los técnicos que deban firmar lo que aún no está firmado. Ambas afectan al Ayuntamiento de Madrid. Exclusivamente al Ayuntamiento y exculpando a los demás: Ministerio-ADIF, dispuesto a hacer la obra y recoger los 1.200 millones de euros que corresponden para emplearlos en lo que necesite. DCN, que ya ha gastado una cantidad importante de dinero (Ver O.CH. XXX, Síntomas en el BORME). Comunidad de Madrid. Grupos municipales de PP, PSOE y Ciudadanos. Y todos los afectados por la parálisis.
El verdadero problema, pues, está en el Ayuntamiento de Madrid y en su equipo de Gobierno. La oposición municipal se fija en la incapacidad de gestión de Ahora Madrid; y no incide en la crítica para que ésta no sirva de elemento de cohesión de un equipo que parece roto. Parece preferir el ‘laissez faire, laissez passer’, que no es ajeno a la Operación (Ver O.CH X) y que puede servir para que vaya madurando la fruta electoral que puedan recoger en el futuro los que sustituyan al equipo municipal que lidera la alcaldesa Carmena.
Podría entrarse a valorar la importancia que tiene para Madrid la situación de su Ayuntamiento, que afecta a su gobernabilidad, a la redacción de sus presupuestos y a su gestión. En relación con la Operación Chamartín, sin embargo, parece bastante con detectar que tal situación afecta a la alcaldesa y a las decisiones que pueda tomar en relación con ella. En este sentido, cuando todavía no se conocen su intención y poder en relación con su posible continuidad en el Ayuntamiento y quienes van a estar dispuestos a acompañarla, lo que sí aparece como evidente es que la parálisis de la Operación Chamartín representa un flanco débil para la propia alcaldesa que, inexorablemente, habrá de tomar alguna de las siguientes decisiones:
Acelerar la aprobación de la Operación Chamartín buscando apoyos y cediendo lo que deba y pueda. Nos confían que en la Comisión de Urbanismo el PP ya brindó apoyo. En el mismo sentido, Fernán González (OK Diario) descubre la reunión secreta, a las 5 de la tarde del martes 27 de febrero en el Palacio de La Cibeles, entre la alcaldesa Carmena y el ministro De la Serna con propósitos (y temores) no revelados pero que están en la mente de todos.
O mantener un ritmo bajo, como hasta ahora, para mantener fortaleza frente a los que negocian con ella en la Operación (ADIF y DCN) y, también, ante los que integren el equipo que pueda acompañarla en el futuro.