Por ello, según explica Judit Català, el emprendimiento hace que la mujer pueda demostrar lo que vale por sí misma y que reciba un sueldo acorde sin que venga impuesto o bien sea menor a lo que debería ser. “Nunca he visto que un cliente no quisiera trabajar conmigo por el hecho de ser mujer o que no aceptase un presupuesto de mi empresa o intentase rebajarlo por ser mujer. Sin embargo, sí he podido ver como muchas mujeres a mi alrededor que trabajan por cuenta ajena ven ascender a sus compañeros hombres mientras ellas siguen con su techo de cristal y con un sueldo inferior”.
Y es que Català considera que en su caso el emprendimiento ha sido una buena elección, puesto que recibe un sueldo por lo que es capaz de generar y no por lo que otros quieran pagarle. Por esta razón anima a más mujeres a emprender.
Otro de los desafíos que han obstaculizado el crecimiento de la mujer dentro de la empresa es la conciliación con la vida familiar. Y es que la maternidad o la distribución de las tareas domésticas son factores que sin duda perjudican su participación en el mercado laboral. Y es que según otros datos recogidos, el 90% de las excedencias por cuidado de hijos que se dieron en nuestro país hasta septiembre de 2017 las habían solicitado mujeres".
Según opina Català, “el hecho de ser tu propio jefe te da la libertad de tener un horario totalmente flexible. Esto no significa que se trabaje menos, puesto que en algunas ocasiones el emprendimiento lleva a trabajar más horas, pero decidiendo, eso sí, cuándo y cómo hacerlo. Las ventajas de emprender siendo mujer son muchísimas, ojalá todo este movimiento feminista tan fuerte que ha surgido en los últimos años sirva para empoderar a la mujer y que muchas se decidan a hacerlo