Chusito no veía mal la actitud del presidente zapatero “cuando pensaba que iba a acabar el terrorismo, tenía planes de indulto a los presos, ni siquiera el cumplimiento de la condena y los beneficios penitenciarios, estaba dispuesto a ir por la vía de los indultos y mira cuantos años han pasado y estamos todavía con esto pendiente”, se lamenta Chusito.
Que asco me da Chusito y todos aquellos que son tan sumamente comprensivos con estos criminales, que asco me da esta izquierda de salón y caviar. Siempre hablando de derecho humanos, pero solo para criminales, asesinos y violadores, nunca para sus víctimas. Chusito debe recordar que los asesinos de la banda izquierdista ETA, fueron condenados por sus crímenes pasados no por los que pudieran cometer en un futuro.
El partido de Chusito miraba a otro lado cuando ETA mataba y asesinaba, celebraba muchos de sus crímenes, se identificaban con la banda hasta bien entrados los 70 e incluso seguían aplaudiendo muchos de sus crímenes cuando de militares molestos se trataba. No me extraña la postura de Zapatero, igual que no me extraña la de muchos dirigentes socialistas cuando de nuevo nos hablan de indultos, pero esta vez para los golpistas que forman parte de la trama separatista catalana.
Si, me da mucho asco Chusito, no tanto como el asco y la repulsión que siento por Almudena Grandes, la que nos hablaba del “goce que debían sentir las monjas cuando eran violadas por una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -mmmm- sudorosos”. Esta sujeta es una gran admiradora de Chusito. Es lógico y es coherente que la petarda de Almudena Grandes sienta admiración por Chus, hasta el punto de reconocer que, “Jesus Eriguren, es un hombre valiente, inteligente, honrado y digno de admiración”. Lo que sinceramente desconozco es si la mujer de Chusito Eriguren “gozo con la paliza que le propino su marido con las manos, con un paraguas e incluso con un zapato”, como así reconoce la sentencia que condenó a Chus, a pesar de que su mujer se retractó en el último momento de su versión inicial.
Eriguren era presidente de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, al que acompañaba otro gran hombre de paz como Josu Ternera. Todo muy coherente y posiblemente del gusto de Almudena Grandes.