Con frecuencia el remedio en las organizaciones está dentro de la casa y no fuera. Si se ha tardado tanto tiempo en elegir candidato, ya que en 2014 parece que no lo había y en 2019 llegamos a la misma situación, la interinidad podría resolverse. El CNI tiene tres almas: la militar, la policial y la civil, y quizás haya llegado el momento de confiar en sus equipos. La experiencia en planeamiento y estrategia en órganos de dirección, como es el de Esteban López, sería un perfil óptimo para la dirección. Su caso recuerda al de Stella Rimington, directora general del MI5 británico, cuyas memorias, tituladas Open Secret, se recomiendan leer para comprender la reacción de los políticos cuando tienen que abordar temas de Inteligencia.
Conviene no politizar la inteligencia porque significa viciarla, y uno de los mejores parámetros para medir una democracia es, precisamente, la situación de estos servicios: transparencia, cumplimiento de la ley, regulación, financiación, etc. En caso de buscar un nuevo Secretario de Estado Director (SED-CNI), el perfil debería cumplir tres condiciones. Primero, que su nombramiento no coincida con periodos electorales, para fortalecer la visión de Estado, para desajustar intereses de partido y que sea más fácil llegar a su validación por parte de Gobierno y oposición; segundo, que tenga experiencia internacional, que sepa idiomas, que haya recorrido mundo; y tercero, que en lo posible coincida con el final de su actividad profesional, para evitar incompatibilidades tras el mandato.
Un contrato de interinidad cubre temporalmente un puesto de trabajo durante un proceso de selección y se le conoce también como contrato por sustitución porque se suple temporalmente la baja del titular de la plaza. Los servicios de inteligencia no merecen interinidad ni temporalidad. Conviene un mayor acercamiento entre sociedad civil, política y comunidad de inteligencia. No basta dar conferencias, organizar cursos o acudir a la Comisión de Secretos Oficiales. Es necesario hablar de amenazas, asunto incómodo para una cultura política instalada en el Estado del Bienestar y en el cortoplacismo electoral.
No es fácil hablar del tema de los servicios de inteligencia porque enseguida surgen sospechas, conspiraciones y una amplia colección de disparates, y se deja de lado el valioso trabajo que realizan estos hombres y mujeres. Nuestra intención es que esta importante herramienta del Estado sea comprendida y valorada. Por esa razón, la situación de interinidad no puede volver a repetirse.