Los restos de Su Excelencia el Jefe del Estado, Francisco Franco Bahamonde, fueron reinhumados el pasado 24 de octubre de 2019 en el un panteón público propiedad de Patrimonio Nacional ubicado en el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, a pocos metros donde el Caudillo de España mantuvo su residencia oficial durante los 36 años de su mandato al frente de la Jefatura del Estado de España.
Los restos del Caudillo de España fueron inhumados en el transcurso de un acto de Estado que ha contado con la presencia de autoridades, numerosos medios públicos y otros efectivos de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, encabezado por la Ministro de Justicia, que actuó como Notaria Mayor del Reino. En numerosos medios diplomáticos y políticos se ha considerado innecesaria la presencia de la Notaria Mayor del Reino, que habitualmente queda relegada a actos reglados de carácter institucional con la presencia de Su Majestad El Rey, lo que denota el carácter excepcional que el actual Gobierno de España ha concedido al acto del traslado de los restos mortales del que fuera Jefe del Estado de España. Otras autoridades presentes fueron don Félix Bolaños, Secretario General de la actual Presidencia del Gobierno, y don Antonio Hidalgo López, subsecretario del Ministerio de Presidencia, que vistieron riguroso luto.
Para el dispositivo del traslado de los restos mortales del Jefe del Estado se dispuso por parte de Presidencia del Gobierno de unos fuertes cordones de seguridad policial y protección de todos los recintos, tanto en el Valle de los Caídos como el el cementerio de El Pardo, especialmente efectivos de la Policía Nacional, como corresponde a un entierro de estas características. Sin embargo, se han echado de menos los honores militares que hubieran correspondido al perfil de Francisco Franco, tanto como Jefe del Estado como General de los Ejércitos, de acuerdo con el Reglamento de Honores Militares, que en su artículo 37 dispone que "los honores fúnebres militares se rendirán por una unidad con Bandera, banda y música y consistirá en la interpretación del himno nacional completo, arma presentada y descarga de fusilería". Este Reglamento fue aprobado siendo Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez y ministra defensa Carmen Chacón y en su artículo 36 dispone quien tiene derecho a recibir tales honores militares en señal de respeto y homenaje a los restos mortales; además del Rey, el Reglamento en vigor establece que deben recibirlos "los Infantes de España, el presidente y los expresidentes del Gobierno, las Fuerzas Armadas tendrán obligación de rendir honores a los jefes del Ejército, desde el Jefe Mayor del Estado de la Defensa hasta el rango de generales de brigada y contralmirantes", condición que reune el General Francisco Franco Bahamonde.
En el acto de Estado estuvieron presentes, a parte de diversas autoridades en representación del Estado y del Gobierno de España, veintidós familiares del General Francisco Franco Bahamonde, entre ellos su nieto mayor Francis Franco, y su bisnieto Su Alteza Don Luis Alfonso de Borbón, heredero legítimo a la corona de Francia. El féretro fue transportado por ocho familiares del Caudillo, que se fueron turnando entre los veintidós que estaban presentes, hasta el coche fúnebre, entre ellos Su Alteza Don Luis Alfonso de Borbón, Francis Franco, Jaime Martínez-Bordiú, Cristóbal Martínez-Bordiú, o Luis Felipe Utrera Molina, hijo de un ex ministro de Franco y abogado de la Familia Franco.
El ataúd fue cubierto por un pendón con el Guión del Caudillo y la Cruz Laureada de San Fernando, máxima condecoración militar de España, de la que el Generalísimo de los Ejércitos españoles fue acreedor. Sobre el féretro del Caudillo fue colocada una corona de laureles sujetada con una cinta con la bandera nacional y la dedicatoria “Tu familia”.
El responso fue oficiado por el Prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera, que lo ofició y bendijo los restos mortales `previamente a su traslado. El padre Ramón Tejero fue el encargado de oficiar la misa de inhumación ya en el cementerio de El Pardo
El antiguo ataúd que dio sepultura a Francisco Franco, ha sido el mismo con el que ha sido reinhumado en el cementerio de El Pardo, privilegio que se ha saltado lo dispuesto en la Ley 132/1994, de 29 de diciembre, de Sanidad Mortuoria, en lo que se refiere al traslado de restos morales por vía aérea, que debería haber sido efectuado en un ataúd denominado “especial”. Tampoco sha sido atendido en este caso el precepto del cambio de ataúd y restos mortales exhumados que sean trasladados fuera del cementerio, todos ellos privilegios que se saltan la normativa vigente y que fueron concedidos por la Notaria Mayor del Reino, en representación del Gobierno de España, a éste caso singularísimo y que reviste carácter excepcional y único para el que incluso han sido reformadas diversas leyes y preceptos de manera inusual para que pueda llevarse a cabo. Tampoco fue abierta la caja de zinc en la que se conservan los restos del Caudillo, sin que se procediera al examen de sus restos por el forense presente designado por el Gobierno, otro detalle de la singularidad de esta exhumación ordenada por el Gobierno.
Para poder llevar a cabo esta reinhumación, impuesta por la autoridad gubernativa, se dispusieron numerosos medios humanos, dinerarios y materiales, así como con dos helicópteros Superpuma del 402 Escuadrón del Ejército del Aire que son utilizados habitualmente para el transporte de los Jefes del Estado, desde Su Majestad Don Juan Carlos I como Su Majestad Don Felipe VI, actual Jefe del Estado. Curiosamente, los primeros helicópteros de este tipo fueron adquiridos para las Fuerzas Armadas Españolas viviendo aún Francisco Franco, en junio de 1975.
Todos estos amplios recursos y medios han sido designados por Presidencia del Gobierno aplicados al traslado de los restos mortales del Generalísimo hasta su última morada en el cementerio de El Pardo, donde reposarán, Dios mediante, junto a los de su esposa Doña Carmen Polo.
Los familiares, tras portar a hombros el féretro hasta el coche fúnebre, han dado gritos de “Viva España” y “Viva Franco”. Los restos mortales del Generalísimo fueron trasladados velozmente al cementerio de El Pardo, donde alrededor de 1.000 españoles, entre los que se encontraron diversos militares, se agolparon para recibir al Caudillo y darle su último adiós con vítores de “Viva Franco” y “Arriba España”, animados con banderas nacionales.