Los centros universitarios, impartidos por los docentes que en términos políticos “sodomizan” al alumnado, impartiéndolos doctrinas gloriosamente fenecidas como el marxismo o el anarquismo, ambas corrientes vacuas de contenido.
En donde se respira, un halo de tranquilidad, cogiendo a una rubia húmeda, fría por el culo y saboreando cada labio del sorbo, están buenas y si las defines así, tal cual no te denuncian en comisaría.
En cualquier bar de una zona, ya sea muy concurrida o nada concurrida, se conocen profesionales de todos los servicios y jubilados que disfrutan de su “ chato” de vino mañanero, como diría “El Baco” que no el Paco, el vino es el caldo de los dioses ya que el primero es su creador y el segundo el que ejecuta la acción en el “ chato”.
Un gremio, interesante, que abundan en las tabernas es el ocioso jubilando, deseando que alguien que pasa por allí le dé pábulo ya que las mañanas se les hace densas y lentas.
En los bares es donde radica la plena sabiduría, al contrario que en las universidades que es donde hay auténticos cabestros que como un loro, repiten el mantra abúlico y desgastado de “LIBERTAD” no dándose cuenta que no hay libertad, dentro de un orden establecido.
Un buen sitio, en donde aglutinar a toda esta masa, a la cuales solo les mueve lo zafio y lo basto, debido a la televisión actual, que es uno de los principales males.
Bares, que lugares en donde todo el mundo es demócrata con una cerveza o un vino en la mano y en donde las personas aparentemente más alejadas en cuestiones políticas pueden confluir.