La mayor lucha en la vida, o quizás la única, es conseguir que nuestro ser sea libre, que se desate de las cadenas con que el mundo lo sujeta, y se zafe de los juicios y sentencias. La vida es poder escucharnos entre los ruidos del mundo y defender nuestro ser de las razones que lo ahogan bajo el mandato del miedo.
Algo pasa en la vida cuando uno ocupa un lugar que no le corresponde y no afronta con valentía los riesgos que cada paso en el camino supone. Carmen Suero consigue en esta novela ponernos en guardia y propone una situación de encierro en la que poder conocer mejor lo que, queriendo o sin querer, ocultamos de nosotros. La vida a veces nos empuja a aprender rápido, a vivir experiencias desconocidas sin apenas referentes para apoyarnos. Esto provoca los errores típicos humanos que son necesarios para evolucionar y fortalecer nuestra identidad.
Pero es fácil perderse entre la amalgama de emociones y pensamientos que vivimos, ya que vivimos con, por y para otros, además de con, por y para nosotros mismos. La novela “El escalón” nos muestra que la vida no depende de la presencia de nadie, depende de uno mismo y de su manera de compartir. Los otros son esenciales, pero esos otros que empujan, que no detienen, que acompañan, que no dirigen, que no imponen, que no exigen, que pueden compartir en libertad de ser.
Por naturaleza, los humanos andan cargados de miedos, culpas y prejuicios muy difíciles de combatir, que les hacen ser posesivos, exigentes, intolerantes, envidiosos, y a veces hasta malvados, aunque, generalmente, sin querer. En la vida hay circunstancias, sucesos, situaciones que pueden ser dramáticas, pero solo queda afrontarlas, luchar, superarlas, y todos los infinitivos de primera conjugación que hagan falta.
No podemos ver porque cerramos los ojos y nos damos por vencidos. Por suerte, de tanto en tanto, en un parpadeo, atisbamos algo, y a pesar de que no nos decidamos a ir hacia ello, sabemos que hay alguna posibilidad. Las posibilidades son para manejarlas, elegirlas, decidirlas, hacer algo, porque si no hacemos nada, se convierten en infinito engaño.
Debemos aprender a hacernos cargo solo de lo que nos corresponde, a diferenciar el apoyo de la responsabilidad, a no encogerse para caber donde no hay sitio, o a no ir detrás de quien ya sabe dónde encontrarnos. Es un camino difícil, pero necesario para poder alcanzar una vida plena. No hay mayores fantasmas que los que alimentamos, ni mayor victoria que superarlos y aprender a caminar con ellos de la mano aceptando todo lo que nos constituye.
Carmen Suero se ha formado como psicóloga y psicoanalista; ejerce en una consulta privada y como orientadora en Programas de Inserción Sociolaboral con colectivos diversos y en riesgo de exclusión. Ha sido finalista en varios certámenes internacionales de poesía, de relatos y de aforismos. “El escalón” (La Equilibrista, 2020) es su primera novela publicada.