En el Congreso de los Diputados, el Gobierno de Coalición PSOE-UP ha presentado el proyecto de ley para acordar unos PGE nuevos. Desechadas las enmiendas a la totalidad, que proponían sustituir la propuesta del Gobierno por otras, es el momento de presentar y tramitar las enmiendas parciales. Los grupos políticos, ante un gobierno en minoría, intentan arrimar el ascua a su sardina usando, y envileciendo, el trámite para conseguir unos fines propios, ajenos a unos PGE que se supeditan al interés común. Uno a uno, podría verse si su proceder es conforme a la ley. Pero, tras reseñarlo, es mejor dejar que de esa tarea se ocupen los que vigilan como se cumplen las leyes y ver si junto a los PGE existen los puñetazos que se aconsejan al Gobierno y los codazos en el hígado que, aunque no se aconsejen, no se anuncian.
Como en relación con los PGE, hay valoraciones varias, parece objetivo prescindir de informaciones personales y atender a las noticias publicadas. Entre ellas, hay una que sirve como ejemplo. Recogida al principio y publicada por Europa Press, muestra particularidades del PNV y la dinámica del proceso sobre los PGE que se tramitan. En ella, las declaraciones de Ortuzar muestran la estrategia PNV ante el Gobierno. “No somos suficientes pero somos imprescindibles”. Un hecho que usa para exigir contraprestaciones a cambió de concesiones. Porque, razona Ortuzar, “si tomáramos esa decisión de ir al no, probablemente todo este castillo de naipes se iría al suelo. O, lo que es lo mismo, el apoyo a los PGE, que trasciende al afán presupuestario, mantiene la situación que detecta el presidente del EBB. Ante el peligro de quiebra de instituciones, solución PNV: Negociación, sin recato ni memoria sobre lo ocurrido hace dos y un año. El trueque de quien admitió los PGE de Rajoy para abatirlo apoyando una Moción de Censura a las primeras de cambio que hacía presidente del Gobierno a Pedro Sánchez. El mismo trueque con los Gobiernos de España desde la Transición acá. El trueque, sin palabras gruesas (amenaza, chantaje, coacción), que permite que Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, declare que su grupo aprobará los PGE. Por eso, no es atrevido presumir que el aviso y consejo de Ortuzar a Sánchez ha producido dos efectos: Uno claro e inmediato, lograr lo pretendido con la sugerencia del golpe en la mesa, sea esta pretensión conocida y confesable, o no (Aunque haya más, El Mundo publicaba hoy la orden de Sánchez para trasladar el cuartel del Ejercito en San Sebastián). Y otro, oscuro y secundario, concebido para beneficiar al PNV frente a Podemos y EH Bildu, en unas elecciones futuras, como codazo a quien en Euskadi puede frustrar votos, aspiraciones y proyectos.
El hecho es un ejemplo único de una forma de hacer que no es solo del País Vasco, ni privativa del PNV. También existe entre los independentistas de distinta condición y procedencia, en los no independentistas (constitucionalistas o no), y en los partidos con pretensiones y posibilidades de sustituir al gobierno actual (PP. VOX, Ciudadanos, y otros). Conseguir unos nuevos PGE se han convertido, así, en un tarea compleja y sucia en la que los partidos, casi todos, subordinan el interés común (del Estado) al interés privativo (de partido, clan, grupo o personas) y a las eventualidades que aparezcan.
No es extraño, pues, que junto a estos PGE aparezcan los puñetazos en la mesa que, públicamente, aconseja Ortuzar a Sánchez desde el PNV contra Podemos; y los codazos en el hígado, ocultos unos y detectados otros, que, con distintos orígenes, fines y destinatarios, producen efectos y fastidian.