En fin, pelillos a la mar por el espíritu navideño. Nos apetece más bien, en este último encuentro del año, recalcar una noticia de esperanza que, a su vez, es símbolo de varios aspectos positivos: en el día de ayer se ha empezado a vacunar contra el virus SARS-COV-2 en toda la UE. Nos sentimos orgullosos más que nunca de pertenecer a la UE y de valorar el esfuerzo conjunto colosal que se ha producido desde todos los puntos de vista, investigación, financiación, atención, logística, organización….También la obtención de esta (y otras) vacuna(s) en tan sólo un año debe subrayar la inesperada capacidad alcanzada por el ser humano acosado, en todos los puntos del planeta, para ser eficaz en la lucha contra las adversidades y entender la necesidad del esfuerzo conjunto. Frente al estribillo fácil de que es capaz de lo peor, sin duda cierto en muchos casos, es hora también de recordar todos los sacrificios, los riesgos corridos, el sentido del deber y la abnegación de los miles y miles de sanitarios, médicos, personal de residencias, servidores públicos en seguridad o militares, y perdón por los que nos olvidamos, por haber subido al frente sin dudarlo fueran las que fueran las condiciones. Han facilitado admirablemente el durísimo tránsito hacia este momento de esperanza que deberá ser el principio del fin. Esa es, sin duda, la gran noticia de la última semana.
Y del 2021 ¿qué? Un deseo nuestro sería que los españoles comprendieran que la pandemia no es, ni mucho menos, lo peor que nos ha ocurrido en 2020, sobre todo si miramos el medio plazo. Porque, remedando a Monterroso, cuando despertemos de la pandemia el monstruo todavía estará allí.