Pablo Casado esta desnortado, es un pelele, un juguete roto en manos de un partido que carece de liderazgo. Pablo Casado ganó las primarias del partido popular con la misión de recuperar la ilusión de los votantes clásicos de la organización, después de la decepcionante presidencia de Mariano Rajoy, peros sus dudas y continuos cambios de criterio, han producido que el desencanto sea la nota predominante entre los populares. Lejos de recuperar la iniciativa, el Partido Popular pasa por sus horas más bajas. No son pocos los que aseguraban que con el triunfo de Casado en las primarias, Vox no tenía nada que hacer. Todos los agoreros se equivocaron y se equivocaron gravemente. Pablo Casado ha conseguido lo que muy pocos imaginaban, ser el mejor aliado de Santiago Abascal. La soberbia, la ambición sin medida y la prepotencia, son muy malos compañeros de viaje y pueden acabar por devorarte. Casado ha medido muy mal sus tiempos, ha estado muy mal aconsejado y pensaba que haciendo oposición a la oposición, le situaban en la centralidad política, mientras España está dirigida por un gobierno social comunista presidido por su amigo Pedro Sánchez, con el que se muestra sumamente magnánimo.
Los que han marcado la estrategia de Casado, son los mismos que le están buscando sustituto, cosa nada fácil en actual situación del partido. Suena con fuerza Soraya Sáenz de Santamaría, suena como recambio a un Pablo Casado que no saben qué hacer con él y cuál sería el momento ideal para el relevo. Si uno lo analiza con frialdad, esa una opción muy realista, puesto que el propio Casado es una mala copia de la propia Soraya, pero el problema de Pablo es que prometió ser una cosa diferente a lo que ahora es. Casado está solo, únicamente rodeado de un equipo que vive de esto y que no tiene donde ir. Un equipo joven que no ha conocido otra cosa que vivir del partido. La lucha será encarnizada, pues ellos no tuvieron piedad con los “antiguos” y los nuevos tampoco la tendrán con estos. Sera la vuelta a un “marianismo” pero sin Mariano, será un cambio de caras, pero con la misma estrategia, será exactamente lo que es ahora, lo que siempre ha sido el Partido Popular. Peleas y luchas intestinas por el poder, pero ausencia total de debate ideológico y de calado.
El Partido Popular sigue sin entender que el bipartidismo ha muerto, que las cosas han cambiado y que ellos han dejado de representar el voto útil para acabar con el gobierno social comunista de Pedro y Pablo. La engañifa ha durado ya demasiado tiempo, y la ciudadanía en general está muy harta del binomio PP/PSOE y de que se repartan España de la misma manera que se reparten el Consejo General del Poder Judicial o Radio Televisión Española. El Partido Popular pasa por sus horas más bajas, solo se sostiene por la estructura territorial que posee y por las muchas bocas que alimentar que dependen de la organización y que a buen seguro, empezaran a buscar acomodo en otros partidos a no mucho tardar.