Los factores que alimentan la dinámica creciente de los precios imponen un signo de ajuste monetario adicional a la guía de política de Banxico en el corto y medio plazo. Si bien la institución no señaló ninguna otra subida de los tipos de forma inminente, estos ajustes tampoco quedaron fuera de la mesa de discusiones. Las tensiones sobre un repunte persistente de los precios están asociadas a varios riesgos, entre los que destacan las presiones inflacionarias externas, inflación de costos, persistencia de la inflación subyacente, el traspaso de un tipo de cambio débil y, recientemente, el incremento de los precios agrícolas debido a los efectos de la sequía. En cambio, los precios podrían estar afectados a la baja por el impacto de la brecha negativa de producto, mayores restricciones sanitarias o una mayor apreciación del tipo de cambio. En perspectiva, tanto el potencial alcista de los precios, como el posible deterioro de las expectativas de inflación o giros adicionales en la guía de política de la Fed, podrían acelerar la senda de normalización monetaria de Banxico en los próximos meses.
El peso recibió una inyección alcista tras el anuncio sorpresivo del banco central, añadiendo un fuerte impulso al rally experimentado por la divisa a lo largo de la semana. Frente al billete verde, la moneda logró rebasar el umbral clave de las 20 unidades por dólar, recuperando el terreno perdido tras las declaraciones de la Fed la semana pasada. Frente al euro, el peso se posiciona en su nivel más fuerte de 15 meses, cuando el cruce atravesaba el impacto inicial de la pandemia. El incremento de los tipos de interés en México juega a favor de la divisa azteca, especialmente en el actual entorno de acomodación monetaria en las economías avanzadas. El atractivo de carry del peso se ve favorecido por una mayor brecha de rendimientos relativos, lo que encauza a la divisa hacia nuestra senda de previsiones alcistas.